Juan Claudio Lechin
¿Quién podrá defendernos?
Una radiografía de los autoritarismos bolivarianos
El avance señero del socialismo del siglo XXI tomando países de América Latina y su paulatino pero constante avance hacia la cubanización (Maduro finalmente está cerrando Venezuela), nos hace preguntarnos: “¿Y ahora, quién podrá defendernos?”.
El socialismo del siglo XXI es un modelo fascista bajo la misma plantilla italiana y alemana de utilizar la democracia para entronizar a un caudillo mesiánico. El comunismo es una variante de fascismo con lenguaje y retórica mucho más elaborados pero, en lo sustancial, ambas crean monarquías absolutistas partiendo de vanguardias lumpen (Hitler, Chávez, Mao, Stalin, Morales, Maduro, etcétera). El comunismo/fascismo es un modelo de expansión. La versión castrista guerrillera, después de ser derrotada, mutó a una alta capacidad de mímesis llamada el socialismo del siglo XXI. Se meten en los países y nadie se da cuenta o no quieren darse cuenta. Ni clase política ni los empresarios venezolanos se percataron que Castro se colaba y armaba nido, escudado por la grandilocuencia distractiva de Chávez. La misma negación se observa en el resto de los países donde se infiltró y se infiltra este virus troyano.
El socialismo del siglo XXI, como proyecto político, supera técnicamente con amplitud a cualquier otro pues tiene audacia, pragmatismo, discurso, caudillo y proyecto. Su objetivo es desmontar a occidente en América Latina para meter a China y Rusia, liderizando el BRIC. Tomar América Latina les garantiza finalmente ser vecinos de Estados Unidos, el cuál debido a su condición de isla geopolítica fue intocable durante las guerras y confrontaciones anteriores. A cuenta de hacer empresas de libre mercado (en realidad estratégicas) Chiru (China y Rusia) toman lo político utilizando a su alfil cubano y hacen cabeza de playa en Latinoamérica. Es un plan largo y complejo, donde los Estados Unidos, país de psicología empresarial, tienen lógica de balance anual, planes cortos y de resultados rápidos, conciencia de tendero, de tendero global.
En teoría, tres grupos son los llamados a defendernos. Los gringos, los empresarios y los liberales, todos viejos enemigos de los comunistas, Los gringos hace rato abandonaron América Latina y su ojo mira lo económico, no lo político ni lo geopolítico; además confían, en última instancia, en el poder de su ejército. Los dos siguientes grupos son nacionales: empresarios y liberales, cuya lógica es ver lo que conocen y no conocer lo que ven. No es extraño. El continente tiene la vieja psicología de importar pensamiento y estética, no de producirlo. Solo piensa cuando una voz autorizada del primer mundo lo dice. Los empresarios con su soberbia imponen a la sociedad lógicas sedativas de parvulario como el vaso medio lleno y medio vacío (¡guau!) y sus opiniones son, en realidad, ocurrencias de sobremesa pues en su ignorancia de lo político (salvo una excepción que conozco) creen que es solo charlatanería y lo resuelven pagándole la campaña a todos los concursantes electorales. Sus cabezas funcionan en la burbuja del primer mundo donde gobierna lo económico-financiero, pues allí lo político ya no es el factor dinámico sino el constante.
Los políticos liberales son, por su lado, élites ilustradas, del mismo origen de clase que el despotismo ilustrado del siglo XVIII, buscando una revolución liberal desde arriba. Creen que sin pueblo comprometido es posible edificar el hiper-revolucionario sistema liberal. Con una psicología religiosa secular, toman al liberalismo como la utopía que llegará naturalmente con la sola presencia del voto en las urnas y del libre mercado; una vía ensayada y fracasada en la historia continental. Ideológicamente son confusos. Le regalan el mote de “populista” a los fascistas/comunistas, cuando son “popucídas”, o asesinos del pueblo ciudadano. Les llaman “de izquierda”, mutilando el cuerpo de la sociedad liberal, en una parte podrida y en otra que hoy están desesperados por reivindicar: la mitad derecha. Desconocen que las reivindicaciones de los comunistas son liberales: reforma agraria, libertad de asociación, de palabra, de prensa, ciudadanía, igualdad.
En fin, empresarios y liberales han caído en la trampa del lenguaje y de los conceptos comunistas del socialismo del siglo XXI. Los opositores venezolanos defienden la constitución chavista, hecha para perpetuarlo en el poder, y los golpeados y asesinados del continente buscan justicia en la OEA y UNASUR, organismos internacionales controlados por el socialismo del siglo XXI. ¿Cómo se puede combatir a alguien cuyo credo y lenguaje se cree y reverencia? En el siglo XIX, los conservadores perdieron porque no impugnaron las constituciones de los liberales que combatían. Quién podrá defendernos, porque el Chapulín Colorado está durmiendo.
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