Dardo López-Dolz
¿Qué hacemos con la policía?
Sobre la inseguridad ciudadana y cómo organizar la fuerza policial para enfrentarla
Susana Villarán se pasó toda su gestión anunciando cosas que, evidentemente, no podría hacer. Eso le dio aire para sortear la revocatoria, pero la realidad acabó por borrarla del escenario político. Anunciar que en pocos meses se resolverá el problema del sicariato, es repetir ese error. Se trata de una modalidad delictiva madura, por lo tanto, aún tomando las medidas adecuadas, su control no será sencillo ni rápido.
El trabajo policial, para lograr resultados, debe ser secreto. Anunciar que se va a enviar personal encubierto anula la efectividad de la medida, salvo, claro está, que el objetivo no sea resolver el problema de delincuencia, sino tan solo dar la impresión de que se está haciendo rápidamente algo.
Retirar policías de una jurisdicción para cubrir las necesidades de otra o retirarlos de una función para asignarlos a otra, equivale a quitarle uno de los zapatos a una persona para que lo use otro que está descalzo, acabamos con dos medio calzados, es decir dos descalzos, con el agravante de que se generará una rápida migración de la actividad delictiva hacia el tema que será descuidado o hacia la zona de la que serán retirados los efectivos, y también la consecuente protesta de la población de esa localidad.
Quitarle el uniforme a un policía para enviarlo encubierto significará un agente uniformado menos en la calle. Para asignar un número de efectivos cercano al óptimo por área, se necesitan más agentes, pero más policías con el actual nivel de preparación entrenamiento y control no solucionará nada. Antes urge reestructurar la PNP.
Comentario aparte merece la opinión de que los funcionarios que autorizaron el 24 x 24 debieran estar presos, aparte de ser un exabrupto atemporal, habría que consultarle al ministro si opina lo mismo de aquellos que, por la misma época, lo autorizaron a él y a los demás militares a trabajar diariamente menos horas y ¨cachuelear¨ el resto del día. Como ya lo he señalado antes, aún hoy, a partir de las 3PM, es casi imposible encontrar un oficial de rango mayor a alférez o teniente (si es que acaso hay uno) en la mayoría de guarniciones militares.
La solución para esa decisión tomada en tiempos de crisis económica es la rápida implementación de un aumento de remuneraciones reales a todo el personal policial en actividad, para poder exigirles trabajo en exclusividad. Una policía de alquiler, es inaceptable. No se trata de distraer con amenazas, como la descrita en el párrafo anterior, ni con promesas que no hacen sino soplarle la pluma de la decisión económica al próximo gobierno.
Claro está que, para que ello no ocasione un desbalance adicional en seguridad ciudadana, habrá que trasladar de una vez las funciones de control de tránsito a las municipalidades provinciales -que son las que administran los semáforos- y también habrá que dejar de hacerles la vida imposible a las empresas de seguridad formales, para que puedan atender las necesidades de la población que es hoy cubierta por policías de franco.
Por Dardo López-Dolz
(18 - nov - 2014)
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