Alejandro Arestegui
Populismo hasta en los lugares más insospechados
De cómo una pésima gestión populista y colectivista destruyó al club Boca Juniors
El populismo colectivista, como cáncer que consume a la sociedad, puede afectar diversos ámbitos de la vida cotidiana. Los atarantados populistas de siempre pueden llevar el caos a todos lados, desde una pequeña agrupación vecinal hasta el gobierno de todo un país. Las organizaciones tales como clubes deportivos y asociaciones no están exentos de la amenaza del populismo. El más reciente caso de fracaso de una directiva de carácter populista es la del equipo argentino Boca Juniors, vamos a explicar un poco por qué debemos de combatir a estos personajes en todos los ámbitos, no solo en los gobiernos, sino en toda la sociedad.
Sin lugar a dudas el Club Atlético Boca Juniors es una de las instituciones más renombradas y prestigiosas del deporte argentino. Esta laureada institución forma parte integral de la cultura porteña y Argentina en general. Sus laureles y palmarés deportivos son envidiables para cualquier club de fútbol del mundo y su hinchada es de las más conocidas en Argentina, Latinoamérica y el mundo entero. Sus trofeos incluyen 35 campeonatos argentinos, 17 Copas nacionales y 6 Copas Libertadores, 2 Copas Sudamericanas, 4 Recopas Sudamericanas y 3 Copas Intercontinentales. Independientemente de los grandes jugadores y técnicos le pasaron por el cuadro Xeneize, ganar siempre fue una obligación. Fue a finales de los años 90 y principios de los 2000 que Boca Juniors vivió su última etapa de oro, de la mano de Mauricio Macri como presidente de la institución, el que sería la postre también presidente de la nación argentina logró una excelente gestión: tan sólo en el plano internacional Boca ganó 4 Copas Libertadores, 2 Copas Intercontinentales, y 4 Copas (y Recopas) Sudamericanas. Quizás uno de los mayores demostraciones de poder fue la victoria en la Copa Intercontinental ante el Real Madrid en el año 2000.
La gestión de Macri en Boca Juniors duró de 1995 a 2007, estos años marcaron la última edad de oro del cuadro Xeneize. A pesar de que su gestión no estuvo libre de cuestionamientos y de algún escándalo, los resultados hablan por sí mismos. Posterior al año 2007 Boca Juniors no cosecharía más que fracasos a nivel internacional. A pesar de algunas victorias en los campeonatos locales, Boca se ha convertido en la “Juventus de Sudamérica”, pues ha perdido 3 finales De Copa Libertadores (2012, 2018 y 2023), siendo la derrota de 2018 la más dolorosa de todas puesto que perdió la Copa frente a su eterno rival River Plate en el estadio Santiago Bernabéu. Asimismo, ahora que tocamos el tema del superclásico argentino, si revisamos las estadísticas del año 2007 a la actualidad la diferencia de victorias a favor de River es apabullante frente a las victorias de Boca. Durante muchos años los hinchas vivieron tranquilos debido a sucesos ajenos al club (el incremento del populismo kirchnerista, el regreso de figuras como Martín Palermo o Carlos Bianchi, el descenso de River en 2011, etc). No obstante, la realidad es una y es que Boca está pasando por una crisis deportiva e institucional.
En diciembre del año pasado, Boca Juniors celebró sus elecciones internas, en ella se decidiría quién sería el presidente que se haría cargo de la administración del club. Numerosas personalidades argentinas socios del club fueron a votar, incluyendo el recién investido presidente Javier Milei. Desde la opinión pública era bien sabido que Milei apoyaba abiertamente la candidatura de Mauricio Macri, mientras que numerosos sectores peronistas y kirchneristas apoyaban la candidatura de Juan román Riquelme, ídolo de la institución. Los resultados de las elecciones le dio la victoria a Riquelme, cuál fue reelegido para un segundo mandato (antes había sido elegido en 2021 y además fue vicepresidente de Amor Ameal desde 2019). Como repito, las estadísticas no favorecían ni a Riquelme, ni a los anteriores presidentes Angelici y Amor Ameal. Esta tensa situación fue la que motivó a Macri a postularse de nuevo la dirigencia de Boca Juniors. Las acusaciones de corrupción y de malos manejos del club (muchas de ellas acusaciones infundadas) fueron pan de cada día en la propaganda anti-Macri, a la cual se sumaron los sectores de la hinchada peronista de Boca en contra del presidente Milei. Por lo tanto, los populistas se salieron con la suya y Riquelme terminó ganando las elecciones.
Deportivamente hablando Boca sigue en una época de tensa estabilidad en los primeros puestos del campeonato argentino, pero lleva sin levantar una copa internacional desde hace 17 años. El segundo mandato de Román Riquelme en Boca ha comenzado peor de lo esperado: no solamente Racing de Avellaneda y River Plate han ganado los últimos campeonatos argentinos, sino que además Boca viene de perder la final de la Copa Libertadores 2023 frente a Fluminense de Brasil y ni siquiera pudo clasificarse a la Copa Libertadores 2024. El presente año tuvo que conformarse con jugar la Copa Sudamericana, en la cual era claro favorito, sin embargo, Boca fue eliminado en la etapa de play-off frente al Cruzeiro de Brasil. Un mes después Boca ha sido derrotado en la Bombonera, su propio estadio, por su eterno rival River Plate, el cual además sonríe tras la vuelta del mítico entrenador Marcelo Gallardo. La situación en Boca es muy tensa, sólo ha ganado uno de los últimos siete Superclásicos, está eliminado de copas internacionales, su eterno rival está en semifinales de Copa Libertadores y encima el equipo se ve mermado por las lesiones. A esto se suma una grave fractura entre la hinchada y los jugadores. Las jóvenes promesas del equipo y sus mejores jugadores han tenido que ser vendidos; y a diferencia de los números que ha conseguido River, Boca se conforma con recibir menos de 15 millones de dólares por sus jugadores importantes.
En la última década Boca ha tenido ocho entrenadores y la inestabilidad del proyecto es algo palpable. La situación económica del club tampoco es la ideal y debido a la firme oposición de Riquelme y de un sector de la hinchada a convertir al club en una Sociedad Anónima Deportiva (S.A.D) hace que la posibilidad de traer un inversor extranjero tampoco sea una opción. Si bien es cierto que las posibilidades del descenso son a día de hoy muy bajas, la competitividad de Boca a nivel internacional se ha visto muy cuestionada.
En una realidad del fútbol sudamericano donde Brasil domina con mano de hierro las competencias internacionales es que los demás países deben replantearse muchas cosas. A pesar de que Argentina está atravesando una situación económica difícil, la negativa de clubes como Boca Juniors de convertirse en SAD no ayuda en nada a mejorar la situación económica de los clubes argentinos. Así como las políticas de autarquía y auto sostenibilidad de los países han fracasado siempre que se han implementado, el fútbol actual nos demuestra que un club “de los socios” es más demagogia que utilidad real. Tras la pésima situación que está viviendo Boca Juniors es que muchos hinchas y socios comienzan a ver con buenos ojos la propuesta que hizo el presidente Javier Milei. La realidad habla por sí misma, los clubes brasileños que se han privatizado ahora cuentan con grandes recursos económicos y desde 2018 absolutamente todos los campeones de la Copa Libertadores han sido equipos de Brasil.
Volviendo a la idea inicial, es populismo colectivista se materializó en Boca cuándo Román Riquelme prometió que el club “Iba a ser de los socios y para los socios”, que “Va a ser una temporada divertida y con muchos logros” o peor aún, que “El club iba a lograr superávit económico y grandes ganancias”. Todas promesas vacías que han quedado en el tintero puesto que todo en Boca Juniors está de cabeza. Eso sucede como gente incapaz asume un rol el cual no está capacitado para ejercer, cuando la pasión se antepone al sentido común. Si estas situaciones lamentables pueden suceder en un club de fútbol ¿No es esto prueba factible que cuando nos gobiernan los incapaces vivimos cada vez peor?
COMENTARIOS