Dante Olivera

La muerte del pasado

O cómo reescribir la historia a martillazos

La muerte del pasado
Dante Olivera
06 de junio del 2024


Tiempo atrás me encontraba leyendo el libro
La neoinquisición con cierta preocupación respecto a varias de las tesis que sostenía: el fin de la verdad, la cultura del victimismo, la histeria colectiva de los universitarios, esa manía de intentar corregir a la historia, o la aberración que sentía cierta nueva clase intelectual a Occidente o los países del norte global por hechos pasados. En síntesis: el suicidio de la razón en esta modernidad frágil.

Uno de esos temas fue acerca de la historia y cómo estaba presente cierta insensibilidad moral a los hechos pasados que configuraron nuestro presente: parte de Europa y su intelectualidad se avergüenzan de su pasado imperialista; los estadounidenses condenan a los padres fundadores por la sola característica de tener esclavos o ser todos hombres y blancos, es en este país donde se gestó con más fuerza el movimiento de derribar estatuas (la de Cristóbal Colón por ejemplo) por considerarlas espurias. El ocaso intelectual de este movimiento sacrosanto de la historia fue la polémica por el filósofo David Hume.

Considerado por muchos como el máximo representante del empirismo, el ilustrado escocés por excelencia o uno de los artífices de lo que sería el liberalismo clásico (Hayek. Los fundamentos de la libertad), Hume fue acusado de racista por considerar a los negros como “naturalmente inferiores a los blancos”, lo cual generó una polémica (la cual se acrecentó por la influencia de Black Lives Matter) que dio como resultado que su nombre sea eliminado de la Universidad de Edimburgo, universidad de la que el formó parte y dejó un gran legado intelectual.

El pasado estaba gobernado por hombres, por gente blanca, por gente racista, por conquistadores, por ende, es inmoral ese pasado y hay que tratar de negarlo, pues no se ajusta al estándar moral del presente. Esa impunidad que representa el pasado o lo clásico respecto a lo actualidad me parece una penosa forma de pensar que no resiste el más mínimo grado de razonabilidad. ¿Cómo gente de un mínimo rigor académico o intelectual juzga el pasado con estándares del presente y lo acaba condenando? Personalmente no lo entiendo.

¿Y qué si todo ello pasó en la historia? ¿Van a llorar y quejarse por ello? No. Ya no solo se condena al pasado, sino que también, al estilo del poema “El Golem” de Borges, se intenta reescribir ese pasado espurio de distintas maneras.

Hace pocos meses tuvo un escándalo la representación de imágenes de la IA de Google, pues esta sobrerepresentaba a las minorías, así se pudo ver que, para la IA, habían nazis chinos, vikingos negros, y los padres fundadores de los EE.UU. eran indios, un absurdo. 

La representación de personajes en la pantalla grande y chica no es la excepción. En el 2021 hubo una fuerte crítica a HBO Max por representar a la monarca inglesa Ana Bolena como una mujer negra, cuando la realidad histórica no fue así. Además el anuncio decía que esta “luchaba contra la sociedad patriarcal” en Inglaterra, algo complicado de creer. Una crítica parecida fue la que se hizo contra Carlota en la serie de Bridgerton de Netflix, haciendo que una actriz negra la represente. Pasó un escenario parecido (aunque ya no a nivel histórico, sino artístico) con La Sirenita y recientemente con Julieta.

Ahora bien, es cierto que en el mundo de las artes hay cierta libertad artística, lo cual da cierta discrecionalidad al creador (no puedo exigir que un literato o un director sea un historiador). Sin embargo, me surge la pregunta, ¿Por qué la idea de torcer el pasado o un escrito literario ya establecido? La respuesta es lo espurio del pasado y la necesidad de inclusión, pero, ¿No sería mejor la invención de nuevas historias sui generis con una mirada inclusiva en vez de intentar cambiar lo ya sucedido en la historia? Personalmente, me parece más inclusivo (si entramos de entrar a esos términos) el que se intente crear que intentar cambiar, así como la aceptación y reflexión de que verdaderamente fue el pasado (con sus errores y horrores) para mejorar a partir de ello, no negarlo e intentar construir un nuevo pasado inclusivo.

Si se siguiese con esa misma mentalidad negacionista y con la intención de reescribir la historia a martillazos, no quedaría nada de cara a futuro, todo se tendría que reinventar, pues, lo que hoy es “moralmente bueno” para ese sector intelectual que actúa como arquitecto del pasado, mañana será lo “moralmente malo” y se intentará reescribir lo que hoy conocemos como presente.

Dante Olivera
06 de junio del 2024

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