Iván Arenas

Hegemonía y antifujimorismo

Hegemonía y antifujimorismo
Iván Arenas
12 de julio del 2016

Después que se supo de forma oficial que PPK había ganado las elecciones a Keiko Fujimori, se desplegaron diversas aproximaciones para tratar de armar el rompecabezas de la gobernabilidad en el próximo gobierno. Algunos creyeron que la convergencia sobre la continuidad del modelo económico -a pesar de que PPK obtuvo la presidencia y Keiko Fujimori la mayoría parlamentaria- originaría no solo un diálogo fluido sino se culminaría la transición inconclusa que empezó en el 2001. Si el escenario se organizaba alrededor de una transición PPK- Keiko, entonces el fujimorismo se habría consolidado como una fuerza democrática dentro de un nuevo sistema de partidos.

No obstante, las últimas señas del presidente PPK así como la de sus voceros políticos indican que no habría ninguna transición y por el contrario el fujimorismo y el antifujimorismo serán los principales protagonistas en los próximos años y en las elecciones del 2021 (la quinta de forma continua). Cuando en La Oroya, PPK azuza a los trabajadores a marchar contra un Congreso de mayoría opositora está de alguna manera perfilando su estrategia de gobierno y allí no hay diálogo ni menos transición con el partido naranja sino contienda.

Desde el 2011 cuando Keiko Fujimori perdió las elecciones frente a Humala, se sabía que el fujimorismo sería un protagonista de importancia en las próximas justas electorales, tal como sucedió. No es difícil predecir entonces que la fuerza naranja será una de los protagonistas principales de las elecciones en el 2021 y que, probablemente, Keiko Fujimori será la candidata. Sin embargo, el muro más grande y sólido que el fujimorismo debe derrotar en el 2021 es el antifujimorismo que podría encarnar desde Verónika Mendoza hasta Julio Guzmán.

Ya van dos elecciones sucesivas que el fujimorismo no puede ganar al antifujimorismo. En ese sentido, el poder hegemónico antifujimorista se ha permitido aglutinar desde el socialista hasta el liberal, desde la izquierda hasta la derecha. Si la política es la lucha constante por el sentido común, diremos que el antifujimorismo ha podido construir un relato poderoso y una narrativa implacable. Así, es extremadamente difícil que el antifujimorismo se diluya para las próximas elecciones ya que desde ahora Keiko se proyecta con oportunidades incluso de  pasar a la segunda vuelta.

Si uno observa bien, el antifujimorismo se ha posicionado no solo en el terreno cultural sino además en el terreno de las redes sociales. La sociedad civil no milita en los partidos sino en el Facebook y el Tuiter. El antifujimorismo ha desplegado una guerra de trincheras con el que pudo ganar las elecciones. Es evidente que frente a una narrativa y un sentido común poderoso, la reacción fujimorista en las pasadas elecciones haya sido endeble. Una máxima de la guerra señala que tiene la ventaja de la victoria quien pone las condiciones de la batalla y en antifujimorismo puso las condiciones.

Keiko y el fujimorismo en pleno saben que como no habrá transición y el diálogo será de sordos, la hegemonía del antifujimorismo será el lastre principal de la próxima campaña.   

 
Iván Arenas
12 de julio del 2016

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