Feministas versus CR7

Recientemente el astro portugués Cristiano Ronaldo abrió un canal de YouTube, el cual rápidamente ha batido todos los récords en popularidad, alcanzando una cantidad bárbara de suscriptores en cosa de días. Sin embargo, esto parece que molesta demasiado al feminismo, pues en diversas redes sociales, como “X” o Instagram, varias agrupaciones feministas han tratado de callar a los fans de Cristiano Ronaldo, acusando a este último de violador y a sus seguidores de apañadores de dicho delito. 

Ahora, pues, la acusación se remonta a una falsa acusación que tuvo Cristiano hace unos años, por parte de Kathryn Mayorga, una modelo estadounidense. El tribunal y la justicia declararon totalmente infundada la demanda, al no haber ni una sola prueba del presunto delito. A pesar de que este incidente ocurrió en 2009 y que la Corte declaró infundado el reclamo, hoy en día, gracias al progresismo, y las ideas del posmodernismo, eso no tiene importancia para el feminismo.

En el mundo actual, donde todo puede no ser y la verdad en sí misma no tiene una validez ontológica, o como diría Foucault, todo es un “discurso de poder”, el derecho no ha sido la excepción. La culpabilidad de un crimen no depende ya de lo que dictaminen los tribunales, únicamente del sentir social y de la narrativa imperante basada en la dialéctica opresor-oprimidos. 

En ese sentido, se ha visto relativizada la concepción de inocente. Actualmente, no se es inocente hasta que se demuestre lo contrario, sino que se es culpable hasta que se demuestra la inocencia o al menos para la sociedad, (otra cosa es el mundo legal, el cual, incluso en ciertos países como España, esto se ha visto retratado este fenómeno adverso).

Habrá que recalcar que la culpabilidad para el progresismo depende de las características innatas de la persona, de aspectos metafísicos. Es decir, la culpa puede ser de un hombre o de un heterosexual, puesto que, para las narrativas progresistas, la característica de hombre o de heterosexual encarnan en sí mismas una moralidad. 

Entonces se vuelve más complicado para las comunidades progresistas culpar a un homosexual o transgénero, puesto que al ser estos, según su narrativa, los oprimidos de un sistema injusto, no pueden entonces ser nunca culpables. El sistema no está con ellos, es más, no solo no está con ellos, sino que está en su contra. Como si las leyes, constituciones o normas jurídicas se hayan hecho estipulando los gametos de los individuos. 

Además, hay que recordar que Cristiano Ronaldo también reúne una serie de opiniones completamente contrarias al mundo woke del feminismo. El portugués fue tratado por el aclamado psicólogo Jordan Peterson y que es un conocido defensor de la vida. Por si fuera poco, el máximo goleador del Real Madrid, es también un católico practicante, quien nunca jamás ha tratado de esconder su fe, a diferencia de muchos periodistas que sí lo hacen. 

Para cerrar quiero mencionar dos temas importantes respecto a lo explicado. Lo primero a destacar es que en el mundo contemporáneo el progresismo ha instaurado la dictadura de la palabra, por sobre los hechos. Lo que se dice es entonces la regla, lo que es no importa, al menos que ello esté amparado en lo que se diga. Y casualmente, como siempre ha sido en la historia de la humanidad, lo que se dice es por lo general el resultado de lo que se siente. La lógica, los hechos y la realidad no importan para el progresismo. 

En segundo lugar, yendo más al caso particular de Cristiano Ronaldo, podemos notar que quizás esta pronta aventura del artillero portugués al mundo de las comunicaciones haya generado cierto temor entre los progresistas, al ver que una figura mundial con gran alcance y seguidores sea católica, provida y queramos o no, un hombre de conservador. 

¿Hubiera sido igual si Cristiano Ronaldo fuera abortista o LGTB?