Eduardo Zapata
¿Es cierto que enseñarle un libro a un peruano es como enseñarle la cruz a Drácula?
Saber leer y escribir bien para poder opinar y argumentar
Tono, timbre de voz y línea melódica son signos que revelan un habla alimentada por la lectura. Ello ocurre más allá de que se citen autores de libros supuestamente conocidos.
Escuchamos hablar a los congresistas y un oído entrenado fácilmente detecta que más del 70% es ajeno a la cultura del libro. Y esto se torna aún más evidente cuando tienen que leer un texto: emiten sonidos aun cuando sea evidente que no saben lo que están leyendo.
Serio problema el nuestro. Porque si bien hoy todos necesitamos saber leer y escribir para no estar excluidos de mucho de la vida política, social y económica, tenemos gente que ocupa cargos que suponen un alto nivel de comprensión lectora. Los populismos no pueden obviar que –por ejemplo– los legisladores tienen entre sus funciones producir/aprobar leyes. ¿Cómo hacerlo bien si sus competencias para la lectoescritura son mínimas?
Aun cuando algunos parezcan pensar lo contrario, Bruce Lahn, el brillante biogenetista de la Universidad de Chicago, ha subrayado con sus investigaciones que el cerebro humano sigue evolucionando. Susan Greenfield, la más notable neuróloga británica de la actualidad y profesora de Oxford, nos ha dicho que el funcionamiento del cerebro está cambiando ya por influencia de las nuevas tecnologías de información electrónica. Y sostiene (contra lo que muchos parecen creer) que la computadora –como la refrigeradora o la televisión– no solo sirven para añadir confort y rapidez a nuestras vidas y procesos. Y la investigación lingüística y semiológica demuestra que los modos de producir sentido en personas adscritas a las tecnologías de la información de la palabra hablada, de la palabra escrita y la electrónica difieren.
Este es el contexto donde debe situarse el tema de las lecturas y las escrituras en el Perú. ¿Es cierto que enseñarle un libro a un peruano es como enseñarle la cruz a Drácula, como lo decía un orador de las calles de Lima? ¿Es cierto que los peruanos no leen? ¿Es cierto que el libro sigue teniendo el monopolio de la información confiable? ¿Valdría mejor la pena, entonces, hablar de lecturas y escrituras? ¿No es acaso cierto que la computadora se activa también leyendo? Y, por último y dados los cambios producidos ¿no será cierto que los jóvenes que leen libros pero que practican una escritura electrónica en la cual se evanescen las vocales, decodifican ya de otra manera?
Desde un punto de vista estrictamente técnico no es lo mismo descifrar que leer. Y lamentablemente, por prisas pedagógicamente indebidas, muchos métodos que deberían devenir en comprensión lectora quedan solo en el ´adiestramiento´ del estudiante para el desciframiento de palabras asociadas con dibujitos. Propiciamos así en el mejor de los casos lecturas superficiales y no propiciamos en modo alguno comprensión y alcance cabales de lo que se dice.
Saber opinar y argumentar, y saber leer y escribir en profundidad son indispensables para cualquier sistema educativo.
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