Javier Agreda

El nacimiento narrativo de José Saramago

En su novela “Levantado del suelo” (1980)

El nacimiento narrativo de José Saramago
Javier Agreda
18 de febrero del 2020


Sin estudios universitarios y con una obra escrita casi en su totalidad a partir de los 50 años de edad, el portugués José Saramago (1922-2010) es considerado uno de los más importantes narradores de la segunda mitad del siglo XX. Tras ejercer los más diversos oficios, publicó en 1947 su primera novela
Tierra de pecado, pero dejaría este género literario, en sus propias palabras porque “no tenía nada que contar aún”, para retomarlo 30 años después con Manual de pintura y caligrafía (1977) y Levantado del suelo (1980), libros que obtuvieron diversos premios literarios en su país. Fue el inicio de una serie de los reconocimientos que culminarían con el Premio Nóbel de literatura en 1998.

Levantado del suelo es un libro decisivo en la obra de Saramago, pues con él obtuvo el Premio de la Ciudad de Lisboa (1980), además de ser, según propia confesión del autor, “con el que nació mi manera personal de narrar”. Cuenta la historia de tres generaciones de una familia de campesinos portugueses, abarcando los gobiernos más autoritarios que ha tenido ese país durante el siglo XX y que concluyeron en la década del setenta con la llamada Revolución de los Claveles. La mirada del narrador se centra en la miseria, sacrificios e injusticias que sufre esta familia en su condición de casi esclavos de los latifundistas de Alentejo, región agrícola al sur de Portugal. Domingo Maltiempo –ocioso, alcohólico y suicida– está en el inicio de esta saga que abarca a sus hijos, nietos y bisnietos, hasta llegar a la bella María Adelaida, quien finalmente sale a las calles a celebrar la caída de la larga dictadura.

El tono del relato es el de una fuerte denuncia social, que alterna el lirismo de las descripciones del paisaje y las emociones de los personajes con el carácter épico del proceso de organización política de los campesinos. Las escenas cotidianas de la vida campestre comparten estas páginas con las luchas por el establecimiento de la jornada de ocho horas, las violentas represalias policiales, las torturas a las que son sometidos los sospechosos de organizar las protestas y las venganzas de los terratenientes.

Las más duras críticas del autor están dirigidas contra estos latifundistas, el Estado y la Iglesia católica, esta última en su doble papel de cómplice y beneficiaria de la opresión. El ubicuo y casi eterno padre Agamedes no solo predica en sus sermones la resignación y la obediencia a las autoridades, llega incluso a participar en los interrogatorios policiales, presionando a los prisioneros para que delaten a sus compañeros. Los problemas ocasionados por estos cuestionamientos al rol histórico de la Iglesia terminarían llevando al autor, después de la publicación de El evangelio según Jesucristo (1991), a abandonar su país y vivir en España.

Todas estas denuncias se hacen sin caer en el panfleto ni el esquematismo didáctico. Para conocer bien el mundo que describe, el autor contó con el modelo de sus propios abuelos, Jerónimo y Josefa, y convivió durante varios meses con los campesinos de la Unión Cooperativa de Producción Buena esperanza. De ahí la calidad humana de sus personajes (incluyendo a algunos policías como José Calmedo) y la empatía con el paisaje, los animales y plantas del medio ambiente. Y también el realismo con que se describen sensaciones como el hambre, el frío, la soledad y el desamparo.

A esta meticulosa “documentación” se suma el personalísimo empleo de las técnicas literarias. Se emplea en este libro al peculiar narrador omnisciente que el autor utilizará en todos sus libros posteriores, un narrador que se caracteriza por su mirada lúdica e irónica y que puede encarnarse momentáneamente en algunos de los personajes. Hay otros elementos estilísticos que se volverían constantes de esta literatura, pero lo más notable es el fino y riguroso trabajo con el lenguaje, que en algunos pasajes alcanza niveles de verdadera poesía.

Saramago ha dicho que Levantado del suelo es “un libro simple: gente, conflictos, algunos amores, muchos sacrificios, victorias y desastres”. Con esos elementos, simples y universales, logró escribir una gran novela.

Javier Agreda
18 de febrero del 2020

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