Javier Agreda
La Cofradía de los Espadas
Reseña crítica del libro de cuentos del brasileño Rubem Fonseca

Que el escritor Rubem Fonseca (Brasil, 1925-2020), a pesar de la calidad y originalidad de su narrativa, sea poco conocido fuera de su país no resulta sorprendente, pues aún está vigente el prejuicio que exige de los autores latinoamericanos obras que reflejen el color local y las peculiaridades culturales de cada región. Fonseca, por el contrario, escribió novelas policíacas “negras”, que bien podrían suceder en cualquier ciudad del mundo, en las que la violencia y el erotismo exacerbados configuran un peculiar universo de crueldad y degeneración. Pero más que nada fue un excelente cuentista, con 17 libros de relatos publicados – desde Los prisioneros (1963) hasta Carne cruda (2019)– entre los que destaca La Cofradía de los Espadas (1998), un conjunto de siete cuentos y un poema en los que el autor parece encontrar la belleza de la maldad.
La crítica ha señalado que detrás del aparente hiperrealismo de sus principales novelas de Fonseca –Pasado negro (1986) y Agosto (1990)– “se esconde una metafísica en la que sólo existen eros y tánatos”. En el cuento “La fiesta”, estos opuestos se unen durante una frívola fiesta de nuevos ricos que congrega a invitados que representan a “la mitad del PBI brasileño”. Cuando la reunión está en su auge, Casemiro (“un self made man que controlaba un imperio industrial”) cae muerto en medio de la pista de baile. Los invitados, tras una votación, deciden continuar con la fiesta como un homenaje a Casemiro: “bailaban frente al muerto... y hasta una de las bellas mujeres lo besó en la boca”. Fonseca describe la grotesca escena con cinismo y humor negro pero sin emitir juicios de ningún tipo.
El erotismo y lo tanático no son en estos cuentos simples pretextos para crear situaciones crueles con las que sorprender al lector. Representan, como señaló el psicoanálisis, sectores de la experiencia humana que aún no han sido completamente conquistados por la racionalidad o la preceptiva moral; y, por eso, territorios propicios cuando se trata de reflexionar acerca de la libertad y sus límites. En “Libre albedrío” un hombre ayuda a morir en paz a sus amantes, mujeres sanas y vitales. Para el protagonista, estos actos no pueden ser considerados como asesinatos o eutanasia, sino como la mayor demostración de amor y respeto por la autonomía personal: “El libre albedrío en el acto de acabar con la vida sólo es auténtico si la persona es tranquila, saludable, lúcida y le gusta vivir”.
Las convenciones sociales son transgredidas constantemente en estos cuentos, pero incluso al hacerlo los personajes siguen siendo prisioneros de otros prejuicios y ataduras ideológicas, como sucede tanto en “La Cofradía de los Espadas” como en “AA”. De ahí que Fonseca dirija especialmente sus críticas contra los intelectuales y sus discursos aparentemente científicos, que imponen sus opiniones personales como si se tratara de un nuevo tipo de moralidad. “A la manera de Goddard”, el cuento más extenso del libro, nos presenta a dos intelectuales, un paleontólogo y una ensayista posmoderna, intentando superar sus problemas sexuales mediante el “Juego del Arte y la Ciencia del alumbramiento”, un juego erótico durante el cual los participantes no hablan sino de sus más elaborados trabajos académicos.
El cosmopolitismo literario de Fonseca se da tanto en los temas y personajes como en la forma de narrar sus historias. “A la manera de Goddard” es un cuento basado íntegramente en los diálogos de los personajes (como si fuera una obra teatral), un tipo de narración que se practicó hace 500 años y cuyo mayor exponente tal vez sea La Celestina. Por su parte, “Libre albedrío” es un relato epistolar, basado únicamente en las cartas que se escriben los personajes, y que también nos remite a precedentes literarios prestigiosos, como Werther de Goethe. A la variedad de planteamientos narrativos hay que añadir la agilidad y precisión del lenguaje, que muchas veces llega a la concisión aforística, y el acertado e incisivo manejo de los diálogos. La Cofradía de los Espadas resulta, por todo ello, una buena oportunidad para aproximarnos al peculiar y valioso universo narrativo de Fonseca.
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