Arturo Valverde

El juicio de la historia

Otro ex Presidente está a punto de ir a la cárcel

El juicio de la historia
Arturo Valverde
17 de marzo del 2021


Existe un juicio y una condena que traspasa las paredes y los barrotes de toda prisión, y que además trasciende en el tiempo. Y ese es el juicio de la historia. De esa cita no se salva ninguno, menos todos aquellos que tuvieron la oportunidad de ocupar uno de los cargos más altos que pueden alcanzarse: ser presidente del Perú ¿Vale algo hoy en día ese cargo?

Ahora que asistimos a las audiencias judiciales que podrían llevar preso a otro presidente de nuestro país, me pregunto: ¿es que acaso ser presidente del Perú, no significó nada para toda esta gente? ¿Acaso el cargo de presidente del Perú ha devenido, con el paso de los años, en un puesto burocrático más, al que puede llegar cualquiera sin saber en qué consiste y sin ningún conocimiento previo del funcionamiento del Estado y de la conducción de una nación, que son dos cosas completamente diferentes?

No me refiero al derecho constitucional de ser elegido, ni los requisitos para ser candidato presidencial. Pero quiero pensar que todos aquellos que hoy intentan ser presidentes tienen siquiera la noción de la oportunidad que les brinda la historia de inscribir su nombre, y liderar un país como el nuestro, que está llamado a ocupar un lugar preponderante en la historia del mundo y en América Latina. Un país con una cultura milenaria, antes capital de un imperio y lugar donde se concretó la independencia de muchas naciones. 

Yo conocí a un hombre que fue presidente y que quiso mucho a nuestro país. Un hombre que, como pocos, entregó su vida al servicio de la patria. Su nombre era Alan García. Su casa fue asaltada por dos dictaduras en diferentes siglos: la de Alberto Fujimori y la de Martín Vizcarra. Aquellos que dedicaron su vida a perseguirlo, terminaron ocupando el banquillo de los acusados o cumplen sentencia. Él eligió la historia. Y me atrevo a ponerlo como un referente de lo que significa prepararse para cumplir un deber. 

Lo veo a él, luego miro a los que lo sucedieron en el cargo, y me pregunto nuevamente: ¿es que acaso ser presidente del Perú ha terminado en un mero puesto para saciar los apetitos más bajos que puede albergar el alma, en el supuesto de que tuvieran una? Ni los trece caballeros de la isla del Gallo, que acompañaron a Pizarro, ni los Incas han podido llevarse todo el oro a su siguiente vida. 

Me gustaría creer que quienes aspiran a ser gobernantes son lo suficientemente honestos con ellos mismos para decirse frente al espejo si realmente están preparados para conducir un país como el nuestro. Un país que requiere con urgencia dar solución a múltiples necesidades, en una pandemia que nos está destruyendo, y cuando la falta de capacidad y la falta de conocimiento del país son una traba para el desarrollo. Si no están preparados para asumir el cargo, no jueguen con la ilusión y la necesidad de millones de peruanos. Necesitamos a los mejores. Y no olviden que al final todos serán llamados al juicio de la historia.

Arturo Valverde
17 de marzo del 2021

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