Alejandro Muñante
Diferentes países, el mismo plan de subversión
Vasallos de la progresía avivan la chispa para incendiar la pradera
El comunismo vandálico no cesa en los Estados Unidos. Y a la ola de actos delincuenciales (bajo la fachada de las "protestas") que buscan desestabilizar y pervertir el orden establecido, se suma ahora una fatal obsesión por reescribir la historia y borrar todo vestigio del patriotismo del pueblo norteamericano. Y para ello no se les ocurrió mejor idea que destruir y profanar monumentos y esculturas de personajes históricos; como la estatua de Cristóbal Colón, en Miami por ejemplo.
Pero estos intentos brutales de revisionismo histórico bajo un enfoque totalitario y progresista de la izquierda radical no son nuevos en el continente americano. Recordemos que en Chile, cuando se desarrollaba el caos y la violencia generalizada a finales del año pasado, los subversivos atentaron contra patrimonios de gran valor histórico, como el monumento al general Manuel Baquedano y al soldado desconocido, en la Plaza Italia; y como no, el monumento de piedra a Cristóbal Colón en Arica, entre otros. Las iglesias cristianas tampoco fueron ajenas a estos desmanes.
Haciendo un paréntesis, quiero advertir que en nuestro país, aprovechando todo este desmadre en la primera potencia del mundo, no tardaron en salir opinólogos y periodistas que intentan avivar la chispa para incendiar la pradera. Esos vasallos de la progresía imperante creen que destruyendo la estatua de Cristóbal Colón en el paseo Colón y la de Francisco Pizarro en el parque de la Muralla, ambos en el Cercado de Lima, van a ser más indigenistas y menos colonialistas.
Ahora bien, toda esta devastación comunista, que goza de impunidad por parte de las autoridades timoratas y que cuenta con el beneplácito de la prensa servil, no es otra cosa que la ejecución perfecta de un plan ideológico que busca desarraigar a la nación de su identidad, su creencias y su cultura, para y avivar anacrónicos resentimientos y divisiones que, bajo un discurso político, pretenden subvertir la sociedad y reformarla según los ideales marxistas. Para lograr estos oscuros propósitos se valen de legítimas demandas sociales para asegurarse los tontos útiles funcionales a su causa.
Así que el plan de subversión es el mismo: sea en el país que fuera o la causa que sea, los comunistas no desaprovecharán ninguna oportunidad. Donde haya un conflicto allí estarán, y si no lo hay, se lo inventan. Cuídese de no ser funcional a sus intereses.
Lo bueno de todo este mal, es que son muy evidentes, y son ellos mismos quienes se encargan de dejar sus huellas en cada destrozo que realizan, cual delincuente que marca su territorio o terrorista que se adjudica un atentado. Y eso hace que estas líneas tengan mayor respaldo.
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