Guillermo Molinari
De la violencia social a la violencia escolar
O de la violencia escolar a la violencia social
En las últimas semanas se me presentó la oportunidad de volver a atender, como psicólogo en una escuela primaria, algunos casos de niños con problemas de comportamiento alineado a problemas de aprendizaje. Casos derivados por docentes o a pedido de padres de familia desesperados de no saber cómo intervenir para ayudar a sus alumnos en un caso y a sus hijos en los otros casos.
Algunos comunes denominadores en todos los casos:
1.Hogares de padres separados y en algunos casos con nuevos compromisos.
- Hogares con ausencia de la figura paterna.
- Hogares de familias multinuclear.
- Padres que utilizan como medio de presión a las parejas.
- Docentes desesperados y descontrolados por no saber a qué estrategias y métodos recurrir que les ayuden a atender estos casos de agresión entre estudiantes, falta de respeto ellos, etc.
- Escuelas sin planes de prevención y orientación conductual.
- Reglamentos internos de las escuelas que son vulnerados o simplemente no se aplican.
Lo que está clarísimo es que estamos pasando por una seria crisis en las familias. Los medios de comunicación nos atosigan diariamente con imágenes y noticias de violencia, pero en ningún caso con propuestas serias de cómo enfrentar esta violencia social que cada dia se ha venido convirtiendo en una suerte de terrorismo social donde se atenta contra la escuela disparando a sus fachadas, dejando cartas amenazantes o colocando bombas incendiarias o granadas. Se extorsiona o amenaza a los colegios y directores que de no pagar cupos sus instituciones y sus vidas serán afectadas. Estos hechos son de conocimiento de los estudiantes, maestros y padres.
Y comenzamos a ver dentro de nuestras escuelas como los maestros llegan a agredirse dentro de los recintos escolares, alumnos que agreden o amenazan a sus docentes, estudiantes hombres y mujeres que pelean dentro y fuera del colegio y se graban para luego subirlas al Facebook, hasta madres que se golpean en las puertas de la escuela.
La escuela debería ser un espacio privilegiado para los niños, niñas y adolescentes, un lugar donde están seguros y protegidos. Sin embargo, en la actualidad se ha convertido en un entorno que llega a ser violento e inseguro y atenta contra su integridad física, psicológica, moral y sexual.
El Decano del Colegio de Psicólogos resaltó que, a pesar de las afirmaciones del Ministerio de Educación sobre la falta de psicólogos para atender a la población estudiantil, la realidad es diferente. La Ley 31902, que modifica la Ley 29719, subraya la necesidad de contar con la presencia de al menos un psicólogo por institución educativa, especialmente en un contexto donde las estadísticas de violencia escolar son alarmantes.
Poco o casi nada se ha podido atender de manera pertinente en los últimos años frente al alarmante incremento de violencia en las escuelas: en el año 2021 se registraron casi 2,000 casos de violencia escolar, cifra que se disparó a 7,000 en 2022 y alcanzó los 12,000 en 2023, evidenciando un preocupante incremento en este tipo de incidentes (Vallejos Flores Decano del Colegio de Psicólogos). En el presente año la contratación de psicólogos se ha reducido en 300 menos, alcanzando la cifra de 2,500.
Retomando los casos atendidos con los que inicié este artículo, me permiten afirmar que nuestro sistema educativo está en crisis como toda nuestra sociedad, familias desestructuradas en donde la violencia de todo tipo se presenta de manera cotidiana, escuelas en las que ha pesar de contar con sus reglamentos internos en los que se especifican las faltas y sanciones estas últimas nunca llegan a ser aplicadas. Se ha perdido toda autoridad en las escuelas padres que demandan a la escuela por cualquier motivo y en ocasiones apoyados por las autoridades de los órganos de gestión local o regional.
Al finalizar cada uno de estos encuentros con los padres de familia, de estudiantes con problemas de comportamiento, me sentí en la obligación de indicarles lo siguiente: “…si ustedes quieren que sus niños hoy de 7 u 8 años, cuando lleguen a la etapa adolescentes terminen con inconductas sociales, a disposición de gentes que les involucren en actos delincuenciales…lo están haciendo muy bien”. Los valores y conductas pertinentes que les ayuden a integrar de manera positiva a la sociedad, se comienzan a construir desde la casa.
La convivencia y la violencia en las escuelas primarias son temas que han sido poco investigados en Latinoamérica. Respecto a una convivencia escolar positiva, Bohórquez, Chaux y Vaca (2017) concluyen que “una experiencia como esa dota de nuevas herramientas y percepciones a las y los estudiantes, que les permiten transformar su contexto, específicamente las prácticas y creencias que tienen sobre la convivencia y el conflicto”.
Es urgente y prioritario implementar políticas y acciones que atiendan la salud mental de la sociedad en su conjunto para fortalecer al núcleo familiar, involucrar a los padres de familia en la formación de sus hijos, priorizar en los programas de capacitación y formación los aspectos socioemocionales y salud mental, y contar con Reglamentos Internos institucionales actualizados y hacerlos cumplir en función de las responsabilidades, compromisos, derechos así como también las sanciones correspondientes a quienes infrinjan estos reglamentos.
Pero por si esto fuera poco en algunos canales de televisión se felicita y los periodistas que dirigen el espacio saludan y celebran la presentación de colegios con coreografías, en donde las wali poleras que presentan con vestimenta y movimientos que generalmente apreciamos en las bailarinas que acompañan las orquestas cumbiamberas y distorsionan la marcialidad de los desfiles escolares, lo festivo de las bandas y la celebración de las Fiestas Patrias en la que se deberían poner en relieve la cultura de las diferentes regiones, el patriotismo y fortaleciendo la identidad nacional muy venida a menos. Aprecien ustedes las imágenes que presento a continuación y saquen sus conclusiones.
“La importancia de los desfiles escolares radica en que nos ayudan a reforzar el respeto por la historia del Perú, en relación a los programas de estudio, contribuyen a la formación integral en la que resaltamos la historia cívica y fortalecemos la ciudadanía activa en nuestros estudiantes”.
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