LA COLUMNA DEL DIRECTOR >
¿Zarpazo autoritario?
Sobre la agenda electoral de la pareja presidencial
La decisión del oficialismo de someter a debate, en el pleno del Congreso, los informes de la llamada Megacomisión que buscan inhabilitar políticamente al ex presidente Alan García para las elecciones generales del 2016, arroja luces sobre algo que todavía es motivo de sospecha: que la agenda autoritaria de la pareja presidencial no ha sido encarpetada y que la candidatura de Nadine Heredia correrá hasta el último minuto del partido.
La suspicacia se acrecienta por el hecho de que se pretendería aprobar los informes de la Megacomisión justo cuando todas las atenciones y reflectores están puestos en el mundial de fútbol, y en medio de una ola de detenciones y arrestos de presidentes y funcionarios regionales, a los cuales se sumaría “una aleccionadora inhabilitación de García”.
Los estrategas palaciegos, tercos como las mulas en el objetivo político, saben que con la inhabilitación de García surge la interrogante sobre quién organizará el partido antifujimorista, el principal partido durante los años de vigencia de la democracia post fujimorista. ¿A qué nos referimos? Casi todo indica que Keiko Fujimori animará la segunda vuelta electoral y también casi todo indica que el temor al triunfo naranja se convertiría en un combustible de convergencias políticas impensadas.
En un escenario de este tipo, la confluencia del antifujimorismo estará a la orden del día como lo estuvo con el triunfo de Humala el 2011. La pregunta de la izquierda, de los amigos vargallosistas y de quienes llevan en sus escudos los anti, será, ¿quién puede derrotar a Keiko? Los descartes comenzarán y se recordarán las perpetuas adolescencias de Lourdes Flores, la imposibilidad de PPK de conectarse con los sectores populares y, entonces, por allí aparecerá la figura de Nadine. ¿Pura especulación? Puede ser, pero es evidente que este es el razonamiento de los estrategas palaciegos que empujan la inhabilitación de García. Por eso es importante que el intento de aprobar los informes de la Megacomisión en medio de los partidos del mundial no deben pasar. El asunto debe discutirse y, si es necesario, sancionarse con los ojos de la opinión pública fijos sobre el Congreso.
Muchas cosas nos indican que el eje de la agenda palaciega es el poder por el poder y, cuando las cosas son así, perpetuarse es la obsesión. La economía se ha desacelerado cuando teníamos todo para seguir creciendo y ahora parece que se quiere herir a nuestra debilitada democracia.
¿Alguien cree que García aceptará la inhabilitación así porque sí? ¿No volarán las resoluciones judiciales de aquí para allá? ¿No creen que el Apra se envolverá en las banderas de un nueva persecución política? ¿No creen que la CIDH opinará sobre el tema y en contra del régimen? ¿Los muchachos de la Megacomisión se están convirtiendo acaso en los verdaderos jefes de campaña de García?
Algunos creen que inhabilitar a un ex jefe de Estado estirando algunas palabras de la Constitución acerca del concepto de infracción constitucional, al margen de una sentencia judicial firme, es un simple juego de mayorías y minorías. Semejante apreciación es resultado de una visión autoritaria de la política, incapaz de entender que la forma y el fondo de la democracia son los plazos, la alternancia y las reglas para el acceso al poder. Sin embargo otra pregunta crucial: ¿El fujimorismo se sumará al juego para asegurar la viabilidad de su candidata?
Veremos cómo ha evolucionado el movimiento naranja en su conversión democrática, porque, a estas alturas, el Perú necesita a gritos un partido democrático de derecha popular.
Por Víctor Andrés Ponce
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