Las bayonetas de Maduro

Crisis económica acrecienta descontento popular en Venezuela.                                                                                     

La economía estatista venezolana hace agua por todos lados y en ese proceso, lento y penoso, también empieza a hacer agua, en medio de un agitado mar de crisis económica, escasez y violencia, el régimen autoritario de Nicolás Maduro, disminuido por un desgaste político que, según la encuestadora Datos, se traduce hoy en un 50.4% de desaprobación ciudadana y en un 64% de los encuestados que opina a favor de “salir de este gobierno lo antes posible, de forma constitucional”. La crisis es tan fuerte que ya ha causado un cisma en las filas del gobierno.

La historia nos enseña que los regímenes autoritarios irrumpen con un respaldo ciudadano legítimo en las urnas, del que se aprovechan luego para controlar todos los poderes del Estado, restringir la libertad de prensa, y someter a las fuerzas armadas para eternizarse en el poder. Pero todo ello. en última instancia, se sostiene en un modelo económico estatista y populista que a la postre siempre fracasa, arrastrando consigo el régimen. Así ha sucedido en los países comunistas de Europa, y así está sucediendo hoy en Cuba y Venezuela.

Por eso los analistas coinciden en señalar es que el desplome actual del modelo económico chavista-velasquista, está resquebrajando las bases del régimen de Maduro, al cual parece quedarle todavía, como sus últimos soportes, el control de las fuerzas armadas y el respaldo incondicional de un sector de la población acostumbrado a vivir de los subsidios estatales. Las políticas estatistas han devastado la producción de Venezuela, al extremo que importa hoy el 70% de lo que consume, lo que está consumiendo rápidamente sus reservas. Según el Banco Central Venezolano, las reservas cayeron en el primer trimestre casi 20% con respecto al mismo período del 2013: de US$27,000 millones a US$21,900 millones, por debajo del monto mínimo que se requiere para cubrir las importaciones: US$26,850 millones. He ahí la explicación a la escasez.

El Perú, siendo una economía más pequeña que la venezolana, acumuló hasta mayo pasado a US$ 64,720 millones en reservas. ¿Cómo ha podido Venezuela llegar a esa situación siendo uno de los países más ricos del mundo en petróleo? La respuesta es Igual como llegaron antes otros regímenes marxistas: Imponiendo la ideología sobre la economía, el Estado sobre el mercado, y el autoritarismo sobre la democracia. En todos los casos, el final fue el mismo.

Según un reporte reciente de Bloomberg, en el primer trimestre la economía venezolana se contrajo - 0.5% con respecto mismo período del año pasado. El 2013 creció apenas 1% y este año, según el pronóstico de los expertos, la contracción llegaría a - 1,3%. El mayor problema para Maduro es cómo mover la economía e importar los productos básicos si no tiene los dólares que necesita para ese fin. Además, la crisis económica ha disparado la inflación: 59% de enero a marzo.

En su desesperación, el régimen ha implantado una política dura de control de cambios igual a la que se aplicó en el Perú en los años 70, con el mismo resultado: Ha surgido un mercado negro de dólares que Maduro, ingenuamente, considera “perverso... diseñado por la burguesía”.

Bajo el lema “Vamos a derrotar el dólar paralelo”, ha encarcelado a cambistas, cerrado casas de cambio y establecido cuatro sistemas de cambio paralelos para controlar el aumento de bolívar paralelo, todo sin resultados. Los marxistas creen que las reservas se acumulan controlando el mercado de dólares, cuando en realidad se hace promoviendo la inversión y aplicando políticas monetarias responsables. Otra vez, la ideología se da de bruces contra la realidad.

Las consecuencias de esa visión distorsionada la la economía son la fuga incontenible de capitales y la escasez de dólares, y como consecuencia de ello el creciente malestar de los venezolanos con su gobierno porque no hay papel sanitario, medicinas, ni alimentos básicos. Según la encuesta de Datos, el 65% cree que la situación de su país va de regular mala hasta muy mala, y el 55.6% culpa al gobierno de la inseguridad en que vive la población debido a la creciente delincuencia.

La dura realidad venezolana actual contradice al autócrata Maduro cuando dice que su gobierno goza de un sólido respaldo popular. A estas alturas, su principal soporte parecen ser las bayonetas.