A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
El domingo pasado una de las dictaduras comunistas más tenebrosas del planeta se tambaleó ante las masivas movilizaciones que exigían libertad. En más de una veintena de ciudades los gritos que exigían libertad se combinaban con un rugiente ¡abajo la dictadura!
Ante la virtual desobediencia civil de toda la ciudadanía, el presidente de la dictadura, Miguel Díaz Canel, llamó a los militantes del Partido Comunista Cubano a salir a las calles y a enfrentar a las protestas ciudadanas. Era una manera de justificar la represión de las fuerzas del orden (que luego se aplicó masivamente), el endurecimiento de las medidas represivas y el corte del Internet y las comunicaciones. La típica reacción de los fascismos más cruentos de la historia.
Las impresionantes movilizaciones ciudadanas se explican por el deterioro económico y social, agravado por la pandemia y la crisis sanitaria. La crisis del Covid 19, simplemente, ha desplomado el agonizante modelo económico y social de Cuba.
¿Qué significa que una de las dictaduras más feroces del planeta –junto a la de Corea del Norte– enfrente un desborde social como el que describimos? Quizá contemplemos la posibilidad de que uno de los mitos del comunismo internacional que sobrevivió luego de la caída del Muro de Berlín comience a desmoronarse luego del relevo de la dinastía de los Castro. Como todos sabemos, la muerte de Fidel Castro dejó en el poder a su hermano Raúl. Sin embargo, los años y el tiempo obligaron a los relevos.
Hoy, Díaz Canel no parece tener la autoridad y el predicamento de la dinastía de los Castro y, de alguna manera, podríamos asistir a un deterioro general de la autoridad en la sociedad, en el propio Partido Comunista Cubano y en las fuerzas armadas de la isla, ante el creciente empobrecimiento y deterioro general de la sociedad cubana.
De otro lado, la crisis que se ha desatado en Cuba crea una paradoja en América Latina y en España. Para diversos analistas es conocido que la inteligencia cubana, el llamado G2, es una fuente de análisis e inteligencia para todos los proyectos bolivarianos que se desarrollan en América Latina y también para el comunismo español. Se sabe incluso que la inteligencia cubana controla directamente la dictadura chavista, que se ha consolidado en Venezuela.
Igualmente, para nadie es un secreto que el avance colectivista en Bolivia, Chile y Colombia, está influenciado por el software cubano que se suele aplicar luego de la caída del Muro de Berlín y el fin de las estrategias guerrilleras en América Latina.
Detrás de estas estrategias cubanas no solo hay argumentos ideológicos del comunismo, sino también una clara intención de controlar los recursos naturales en la región. Allí está la manera cómo se han dilapidado los recursos petroleros de Venezuela, en medio del empobrecimiento general de los llaneros. Asimismo, allí está el control de los recursos gasíferos de Bolivia y el objetivo de controlar el cobre y el litio del Perú.
Sumada a esta estrategia de control político y económico también existe una estrategia geopolítica que busca poner a América Latina debajo del eje impulsado por China, Rusia, Irán y en general los estados no occidentales. Mencionamos todos estos hechos para exponer la gran paradoja que sucede con la actual situación en Cuba.
¿A qué nos referimos? El centro ideológico del comunismo en América Latina y España hoy se sacude, se estremece, porque ninguna ideología, ningún plan represivo, puede detener la decisión de las sociedades de exigir libertad, de exigir propiedad privada, porque es la única manera de proteger a sus familias, a su patria e imaginar el futuro de la sociedad.
Unos años atrás nadie creía que la Unión Soviética se iba a desplomar. Sucedió. Hoy el fin del comunismo cubano parece haber empezado.
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