La desesperación de Maduro

Régimen chavista atraviesa su peor momento por escasez e inflación galopante.                                                            

El más reciente sondeo de opinión de la empresa venezolana Datanálisis indica que el 78% de los venezolanos desaprueba la gestión de Nicolás Maduro, lo cual revela el enorme descontento popular que existe hoy en ese país, debido a la dramática escasez de alimentos básicos y medicinas desatada por las políticas estatistas y populistas del chavismo, así como por una inflación galopante. ¿Cómo llegó ese país hermano a esta situación?

En 14 años, el autoritarismo chavista liquidó la capacidades productivas de Venezuela con la aplicación de políticas económicas estatistas que han convertido a ese país en monoexportador de petróleo. Los controles de precios y de cambios, las estatizaciones, el proteccionismo y otras políticas anti-mercado han liquidado virtualmente la industria y el sector agropecuario, al extremo que Venezuela importa hoy el 75% de todo lo que consume y necesita.

Esta experiencia es calco y copia de lo que vivimos los peruanos en los 80, cuando teníamos que hacer largas colas para conseguir un kilo de arroz o azúcar o una bolsa de leche en polvo, por la crisis económica que estalló al colapsar el modelo estatista de sustitución de importaciones que instauró la dictadura militar. La democracia que renacía, lamentablemente, no se atrevió a cambiar ese modelo y al finalizar la década el 57% de los peruanos cayeron en la pobreza y el 30% en la extrema pobreza.

Los peruanos también nos quedamos entonces sin divisas para importar alimentos y medicinas, padecimos apagones y cortes de agua constantes, y sufrimos una inflación que se disparó en la segunda mitad de los 80 convirtiéndose en hiperinflación (1500% acumulado en un quinquenio)

La gravedad de la situación en Venezuela ha obligado a Maduro a pedirle auxilio alimentario urgente a su colega brasileña Dilma Rousseff. Dicha petición la hizo el 2 de enero pasado, en una visita oficial en Brasilia, en la que -según la prensa brasileña- Maduro le dijo a Rousseff que Venezuela importa lo que necesita pero que gran parte “se pierde” por “problemas logísticos”.

El gobierno chavista está desesperado porque su popularidad está en picada en un año en que se celebrarán elecciones legislativas. Según las encuestadoras IVAD y Consultores 21, si las elecciones fueran mañana el chavismo perdería y la oposición democrática obtendría la mayoría del Legislativo. La primera le da 52% a la oposición y 33% a los chavistas, y la segunda 48% a los opositores y 33% al gobierno.

Andrés Oppeheimer, el influyente periodista argentino, ha informado que el Banco Mundial ha bajado su proyección del crecimiento económico de América Latina para el 2015, de 2.9% a 1.7%, y que, según un alto funcionario del Fondo Monetario (FMI), el país que tendrá el peor desempeño económico este año será Venezuela, con un crecimiento negativo entre 2% y 4%, y la inflación más alta del mundo: 70%. Obviamente, esta caída estrepitosa se explica por la caída del precio del petróleo en más de 50%.

Los otros dos buques insignia del estatismo y el proteccionismo latinoamericano, Argentina y Brasil, crecerán este año -0.3% y 1%, respectivamente, según los pronósticos del BM.

Ante este panorama, surge la pregunta: ¿Estamos acaso presenciando los últimos tiempos del proyecto autoritario bolivariano en el país que lo vio nacer? El tiempo lo dirá.