A través de la prensa de los Estados Unidos se acaba de...
Las negociaciones con las FARC y el optimismo del presidente Juan Manuel Santos
Ante la asamble general de Naciones Unidas, en Nueva York, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, afirmó hace unos días, con mucho optimismo, que su gobierno está muy cerca de llegar a un acuerdo de paz con el grupo armado comunista Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). “Estamos más cerca que nunca de lograr esa paz”, ha dicho Santos, quien también ha sostenido que si su plan tiene éxito podría ser en un modelo para otros países.
Al día siguiente, en La Habana, los representantes de su gobierno y de las FARC publicaron los documentos oficiales que contienen los tres acuerdos preliminares a los que han llegado desde que empezaron las negociaciones, el 2012: Desarrollo rural integral, Participación política y Cultivos de drogas de uso ilícito. La publicación atendió una de las principales objeciones de los críticos de las negociaciones: la poca transparencia de las mismas.
Ahora que los colombianos tienen a su libre disposición dichos documentos es de esperar que se abra un debate alrededor de ellos, aunque la prensa colombiana ha advertido que, a primera vista, no hay nada nuevo con respecto a las partes publicadas hace varios meses, cuando alguien las filtró esos mismos acuerdos a los medios.
Lo que la prensa bogotana sí destaca como nuevo, y a la vez como algo que alimenta el escepticismo, es que el gobierno y las FARC reconocen que tienen agendas de trabajo distintas, y que no han logrado aún conciliar una sola para poder avanzar. Lo más rescatable tal vez es que las negociaciones se desarrollan en una buena atmósfera, algo que es importante.
Los dos mayores obstáculos parecen ser la negativa rotunda de las FARC a someterse a la Justicia Transicional que propone el gobierno, y su persistencia en que se redacte una nueva Constitución.
La Justicia Transicional supone el enjuiciamiento de quienes sean acusados de excesos durante el conflicto, ya sean policías, militares o terroristas, así como el pago de reparaciones económicas a las víctimas. Las FARC NO aceptan que sus miembros sean encarcelados después de llegar un acuerdo con el gobierno. Y en cuanto a un cambio de Constitución, la propuesta es rechazada de plano por los partidos políticos y organizaciones sociales porque la Constitución vigente está llevando a ese país rumbo al desarrollo.
Todo indica que al proceso de pacificación colombiano todavía le queda mucho por resolver, y que el optimismo del presidente Santos es positivo pero choca contra una realidad dura, que nos dice que falta bastante por negociar y que hay demandas de las FARC que son excesivas y afectarían la estabilidad de Colombia si el gobierno cediera ante ellas.
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