Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la minería representa el 30.9% del Valor Agregado Bruto (VAB) de Arequipa, lo que ratifica que se trata del sector económico más relevante de la región. Otros sectores también aportan a esta estructura, aunque en menor cantidad, como los servicios (17.4%), la manufactura (11.7%) y el comercio (10.1%).
Esta diversidad económica le otorga a la región un dinamismo especial con un nivel de pobreza muy debajo del promedio nacional. En 2023, la pobreza monetaria en la región alcanzó el 13.9%, un leve aumento respecto al 13.7% registrado en 2022. Sin embargo se trata de una cifra que representa la mitad del promedio nacional de este flagelo social.
En este contexto, el proyecto minero Tía María, impulsado por la empresa Southern Perú, podría ser una pieza clave para revitalizar la economía de Arequipa y reducir la pobreza. Anunciado nuevamente por la presidenta Dina Boluarte en su discurso de Fiestas Patrias, este proyecto, que había sido paralizado por más de una década debido a conflictos sociales y políticos, tiene el potencial de generar un impacto económico significativo en la región y el país.
Con una inversión de aproximadamente US$ 1,400 millones, el proyecto Tía María pretende producirá 120,000 toneladas métricas de cobre (TMC) anualmente. Además, se espera que genere alrededor de 9,000 empleos directos e indirectos durante la fase de construcción. Asimismo, se calcula que el canon y las regalías mineras que se recaudarían anualmente ascenderían a S/ 300 millones, recursos que podrían ser destinados a mejorar servicios básicos y programas sociales en la región.
El reinicio del proyecto Tía María no solo representa un beneficio económico directo para Arequipa, sino que también tiene un valor simbólico para el país. En la última década, el crecimiento económico del Perú se desaceleró, lo que frenó la reducción de la pobreza y aumentó la brecha entre las clases sociales. Durante los años de auge, el Perú crecía a tasas cercanas al 6% anual, lo que permitió la expansión de la clase media y la mejora en los niveles de vida. Sin embargo, desde entonces, el crecimiento se redujo a menos del 3%, afectando directamente la capacidad del país para generar empleos y oportunidades económicas. Proyectos como Tía María ofrecen la posibilidad de revertir esta tendencia.
A nivel político, la reactivación de este proyecto podría marcar el inicio del declive de las narrativas antimineras que han frenado la inversión en el sector durante años. El bloqueo de proyectos como Tía María y Conga fue promovido por movimientos políticos y organizaciones no gubernamentales que instalaban la percepción de que la minería representaba una amenaza inminente para el medio ambiente, en especial para los recursos hídricos y la agricultura.
Es importante señalar que el debate sobre la minería en el Perú debe centrarse en encontrar un equilibrio entre la protección ambiental y el desarrollo económico. La minería, si se realiza de manera responsable, puede ser una fuente significativa de ingresos y empleo, especialmente en regiones como Arequipa, donde las oportunidades laborales son limitadas en otros sectores. Proyectos como Tía María pueden demostrar que es posible una convivencia armónica entre la minería y el desarrollo local, siempre y cuando se tomen las medidas adecuadas para mitigar el impacto ambiental y social.
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