Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
A 20 años de la privatización de las telecomunicaciones ¿Cómo andamos?
Al cumplirse 20 años de la llegada de Telefónica al Perú consideramos que es oportuno hacer un balance de aquel proceso privatizador que despertó en su momento encendidos debates sobre su conveniencia, y también para reflexionar sobre la situación actual de nuestro país en un tema tan crucial para el desarrollo, como es el de las telecomunicaciones.
En 1994, cuando llegó Telefónica, el Perú aún no había terminado de salir de la violencia terrorista, la economía recién empezaba a recuperarse del desastre de las décadas anteriores; es decir. éramos un país poco atractivo para la inversión extranjera. De hecho, la de Telefónica fue la primera gran inversión de ese tipo que llegó al Perú después de la era estatista.
En tales circunstancias, la mayoría de los peruanos creíamos que aún tendríamos que esperar un buen tiempo para que nuestro país pudiera atraer grandes inversiones extranjeras. Por eso el solo anuncio de que la compañía española iba a pagar 2,002 millones de dólares por adquirir las empresas estatales Entel y Compañía Peruana de Teléfonos (CPT) asombró a todos.
He allí donde radica la trascendencia de aquel acontecimiento económico: La inversión de la Telefónica rompió los diques de la desconfianza y abrió el flujo de las inversiones extranjeras. Empezó así un gran desembalse virtuoso de capitales y detrás de Telefónica llegaron otras inversiones foráneas en distribución y generación eléctrica, en negocios financieros, estaciones de servicio y refinerías estatales, proyectos mineros, servicios, etc., que hicieron posible que el Perú redujera la pobreza de un 60% en los años 90 hasta el 23% registrado este año, y también la desigualdad, el desempleo, la desnutrición y la mortalidad infantil, entre otros avances.
En lo que respecta a las telecomunicaciones, en dos décadas, más allá de las críticas a las operadores en general, la privatización de este servicio le ha permitido al Perú dar un gran salto en comparación a cómo estábamos hasta 1994. Con las empresas estatales era una proeza conseguir un teléfono, y si se conseguía el servicio era pésimo. Hoy los ciudadanos de todos los estratos sociales pueden acceder a ese servicio y también a las más modernas tecnologías de telecomunicaciones, en las ciudades y en el campo, donde antes la incomunicación era total. Para que esto sea una realidad, la empresa privada ha invertido miles de millones de dólares.
Solamente Telefónica ha invertido hasta ahora US$7,800 millones en construir una red de fibra óptica de 10,000 kilómetros y otras infraestructuras gracias a las cuales el Perú tiene hoy unos 30 millones de líneas telefónicas y un servicio de Internet de alta velocidad que se masifica. Este avance ha sido objeto de estudios diversos, entre los cuales destaca el del Instituto Peruano de Economía (IPE) que revela, por ejemplo, cómo el mayor acceso a la telefonía celular ha contribuido a que muchos hogares salgan de la pobreza, sobre todo en el campo.
Dos décadas después de la privatización de las empresas estatales de telefonía, el balance, sin duda, es largamente positivo. Después de Telefónica ha ingresado nuevos operadores en el mercado de las telecomunicaciones y la competencia ha beneficiado al consumidor. Pero aún falta desarrollar más las telecomunicaciones y para ello se necesita más inversión privada.
Le corresponde al gobierno reflexionar sobre el balance de los 20 años de Telefónica y a partir de ello cambiar su actual política de hostigamiento sistemático a las empresas operadoras del sector -a través del Ministerio de Transportes y Comunicaciones y del Osiptel- por otra política que mejore el clima de inversión y atraiga los capitales que necesita el país para seguir avanzando en este rubro tan importante para el desarrollo de las naciones.
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