Algunos días después de la APEC, poco a poco, el Per&uac...
¿Es posible recuperar el crecimiento acosando a las empresas?
Todos aplaudimos que el gobierno haya aprobado medidas para revertir la desaceleración económica, sin embargo han surgido algunas voces autorizadas que advierten que el paquete de normas ignora al 70% de las empresas, constituidas por pequeñas y medianas (PYME) que día a día sufren el acoso del aparato estatal que en unos casos les impide formalizarse, y en otros las empuja de nuevo a la informalidad.
Eduardo Ferreyros, gerente general de Comexperú, ha informado, por ejemplo, que su institución recibe a diario numerosos pedidos de ayuda de empresas de su gremio que se sienten asfixiadas por los inspectores o fiscalizadores de la Sunat, del Ministerio de Trabajo, y de otros organismos estatales encargados de hacer cumplir las incontables regulaciones creadas en los últimos años: DIGESA, INDECI, la DIGEMID, SUNAFIL, etc.
Los quejas de los empresarios coinciden en que, por la discrecional excesiva que tienen y en su afán de mostrarse eficientes, es casi imposible que esos burócratas se retiren de una empresa sin exigirle requerimientos o sin hacer acotaciones. En este portal creemos que este nocivo comportamiento se ve alentado por los frecuentes discursos políticos que arrojan sombras sobre la transparencia y la legitimidad de la actividad empresarial y que lamentablemente se pronuncian desde los niveles más altos del gobierno.
Como consecuencia de este acoso del Estado, es muy difícil que los empresarios medianos y pequeños puedan concentrarse en producir y gerenciar, pues la burocracia los obliga a dedicar buena parte de su tiempo a atender inspectores, visitar dependencias públicas, responder requerimientos, apelar sanciones injustas, etc, etc.
Para tener una idea clara de esta vía crucis diaria, veamos algunas de las quejas recibidas solo por Comexperú, a manera de ejemplo:
- Un inspector laboral fue a constatar que los operadores de planta de una empresa trabajen con botas con punta de acero. Todo estaba conforme, pero el burócrata acotó una multa porque la secretaria y una asistente del área administrativa no tenían botas.
- A una empresa se le negó el registro de un producto farmacéutico porque en uno de los dos formularios que presentó decía 1.5 gramos y en el otro 1½ gramos. Las dos cifras representan lo mismo, pero los burócratas se negaron a aceptarlo. “No coincide”, dijeron.
- Para hacer las hacer retenciones, percepciones y detracciones tributarias que se les exige, las empresas tienen que comprar computadoras, modificar sistemas y contratar personal. La Sunat no reconoce estos gastos y si una empresa se equivoca en algo, la multa en el acto.
Varias preguntas emergen en el contexto reseñado: ¿Se puede re-impulsar así el crecimiento de la economía? ¿Es posible crecer económicamente asfixiando al 70% de las empresas del país? ¿Es posible, en tales condiciones, generar un clima favorable a las inversiones? ¿Es posible, además, enfrentar la informalidad con un Estado que la alienta en los hechos?
Nuestras autoridades harían bien en plantearse tales interrogantes, y también en evaluar la propuesta que ha formulado Eduardo Ferreyros para que el Estado transfiera al sector privado las labores de inspección y las certificaciones, aún cuando tengan un mayor costo para las empresas, que de seguro estarían dispuestas a pagar más ya que a la larga son más onerosas las enormes pérdidas de tiempo en las oficinas estatales.
Si el gobierno es coherente con su declarada voluntad de combatir la pobreza, tiene en sus manos la oportunidad de hacerlo de manera efectiva, rompiendo los candados burocráticos que impiden la inversión privada grande, mediana y pequeña. Las dos últimas, no lo olvidemos, son las mayores fuentes de empleo del país, Si se les asfixia, se genera más pobreza, así de simple.
COMENTARIOS