El pasado 21 de octubre, el abogado y escritor Gary Marroquín M...
La reciente muerte del líder terrorista Abimael Guzmán ha hecho que muchos recuerden no solo los crímenes de Sendero Luminoso, sino también sus estrategias políticas y su peculiar “cultura” (ideas, propuestas, interpretaciones de la realidad). Y no nos sorprende que esa cultura tenga muchos puntos en común con la de Perú Libre, el partido de Gobierno; después de todo, se trata de partidos comunistas, marxistas y leninistas. Trataremos de explicar algunos de esos puntos en común entre ambos.
Del marxismo leninismo viene la idea de un partido único, un grupo jerárquico y organizado, encabezado por un líder indiscutido y que no debe compartir el poder con nadie. El líder y su partido deben conducir al país a una “dictadura del proletariado”. En el caso de Perú Libre, ese líder es Vladimir Cerrón, quien hoy insiste en que todos los cargos importantes del Ejecutivo sean copados por miembros de su partido, sin importar si están capacitados (profesional o éticamente) para ello. Y la “dictadura del proletariado” (en realidad, una muy prolongada dictadura de Perú Libre) se planea alcanzar a través de una nueva constitución que convertiría al Perú en “una república plurinacional e igualitaria”.
Del maoísmo, Perú Libre toma la idea de la necesidad de una “revolución cultural”, como la que llevó a cabo Mao Tse Tung en China, con el objetivo de “cambiar las almas” de la población para la consolidación del partido y del comunismo. Esta revolución debe hacer énfasis en quiénes son el “verdadero pueblo” y quiénes son los “enemigos del pueblo” (la burguesía, los enemigos de clase), aunque para ello se tenga que hacer una reformulación de toda la historia. Y eso es precisamente lo que están haciendo el presidente Castillo y el Ejecutivo en general, tratando de dividir a los peruanos entre andinos y “criollos” (entre quechuahablantes e hispanohablantes), negando el mestizaje y casi toda la historia del Perú, incluyendo toda la etapa republicana.
Otro elemento clave en los comunismos de Sendero Luminoso y de Perú Libre es el “proyecto pedagógico”. No olvidemos que el propio Mao fue alguna vez maestro rural (lo que debe haber hecho que Cerrón eligiera como candidato presidencial de su partido a Pedro Castillo, un maestro rural), y que Abimael Guzmán fue un profesor universitario. Son los maestros de escuelas y universidades públicas los que se encargarán de transmitir la ideología comunista, la “nueva cultura” al pueblo. Pero para ello se necesita “partidarizar” al magisterio. Por eso no sorprende que apenas llegado al poder, Pedro Castillo inscribiera oficialmente su propio sindicato magisterial: el Fenate, estrechamente vinculado con el Movadef (abiertamente senderista). Muchas otras medidas del actual Ejecutivo apuntan a ese “proyecto pedagógico”, desde declarar en emergencia la Educación Pública hasta la “descentralización” de los currículos escolares.
Otro rasgo netamente comunista es el intento de someter a toda la sociedad civil a las propuestas y órdenes del partido. Y aquellas personas o sectores de la sociedad que no se someten son vistos como “enemigos”. Eso explica lo que está pasando actualmente con los medios de comunicación que critican al Gobierno, a los que no se les permite el ingreso a algunos eventos oficiales. Pero este sometimiento es una propuesta mucho más elaborada y sistematizada, que se llevaría a cabo mediante lo que los líderes senderistas llamaban “organismos generados”: organizaciones populares que se ciñen a las directivas del partido. Hau diversos tipos de estas organizaciones, desde las gremiales hasta aquellas con las que se pretende militarizar a toda la sociedad. El mejor ejemplo de esos útimas son las rondas, que Perú Libre quiere imponer en todo el país, tanto en el campo como en las ciudades.
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