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La herencia literaria del gran cuentista peruano.
En la madrugada del domingo 8 de junio murió el escritor Jorge Ninapayta La Rosa (Nasca, 1957), víctima de una larga y penosa enfermedad. Acaso a los lectores de hoy el nombre no les suene muy familiar, pero hace unos 15 años Ninapayta era uno de los más prometedores cuentistas peruanos, pues relatos suyos habían triunfado en los más reconocidos concursos: desde El cuento de las mil palabras de la revista Caretas (Lima, 1994) hasta el Premio Internacional Juan Rulfo (París, 1998). En el 2000 reunió todos sus cuentos premiados, más algunos inéditos, en el libro Muñequita linda, considerado en los recuentos de ese año como el mejor dentro de su género.
Ninapayta nació en Nasca, (Ica) pero hizo sus estudios universitarios en Lima, en las universidades Católica y San Marcos. Llegó a doctorarse en Literatura, y laboró como docente en Lima y Nueva York (donde vivió más de diez años). Acaso esa recargada vida académica y su forma de trabajo literario (era de los autores que corrigen y pulen los textos numerosas veces) no le permitieron desarrollar una obra más amplia. Solo publicó un libro más, la novela La bella y la fiesta (2005), que casi no circuló. Además deja un conjunto de cuentos inéditos que, según su amigo Paul Llaque, serán reunidos bajo el título de El arte verdadero.
LOS CUENTOS
La principal constante en los cuentos de Ninapayta es el perfil de los personajes: solitarios que no han logrado desarrollar una vida a la altura de sus propias expectativas y que por eso se crean otra vida “ficticia”, paralela a la real, en la que sí llegan a realizarse plenamente. Ese es el caso del corrector de textos protagonista de “García Márquez y yo”, quien, acostumbrado a que todos consideren la suya una “ocupación ancilar y de poco fuste”, tiene la suerte de supervisar la primera edición de Cien años de soledad. En todo el libro no encontró sino un error del autor (una coma de vocativo), pero esa pequeña contribución personal sería suficiente gloria para él: “me siento muy orgulloso por esa novela que en un tiempo ya lejano escribimos García Márquez y yo”. El cuento puede leerse completo en:
http://asociaciondecorrectores.org.pe/garciamarquezyyo.html La violencia de los años ochenta y el progresivo deterioro de las condiciones de vida en nuestro país contribuyen a acentuar la frustración de estos personajes. Al respecto, sus cuentos más explícitos son “Mi hermano Alberto” y “Por las noches”. Pero no son estos los mejores relatos de Ninapayta, sino aquellos en los que establecía una provechosa interacción entre la realidad y las ficciones compensatorias de sus personajes. En el cuento “Muñequita linda” cuatro jubilados, pobres y desamparados, comparten una muñeca inflable a la que tratan como si fuera una mujer verdadera. En “Las cartas”, una pareja de solitarios, cada uno atravesando una decepción amorosa, llegan de alguna manera a compartir sus “fantasías”.
En todos estos cuentos Ninapayta da muestras de un buen manejo del lenguaje y de las técnicas narrativas: en “Muñequita linda” se reproduce la vitalidad de los relatos orales, con un tono irónico y sarcástico; en el ribeyriano “Las cartas”, se opta por una prosa elegante y profundizar en las emociones de los personajes.
Para terminar este recuento, solo falta mencionar aquellos relatos que evocan la infancia del autor, entre los que se destaca “El paraíso”. Al desarrollarse en las desérticas costas del departamento de Ica, no pueden dejar de tener coincidencias con algunos relatos de Valdelomar. Y no sólo en la descripción del paisaje, como se puede comprobar comparando los elementos fantásticos de “Regreso a casa” con los de “El buque negro”, escrito por el famoso Conde de Lemos.
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