Heriberto Bustos
Un virus antisistema amenaza a la población peruana
La tolerancia pasiva de los ciudadanos favorece su empoderamiento

De manera similar al proceso de reproducción de los virus –que ha evolucionado teniendo como hábitat el interior de una célula a la que infectan y posteriormente la destruyen causando su muerte y de sus vecinas– nuestro país está siendo afectado por un mal que paulatinamente viene incrementándose. Y cuya manifestación externa se evidencia en el engaño como fuente de distracción, en la deshonestidad como base del aprovechamiento personal o grupal y en el debilitamiento del sistema que la sustenta. Finalmente está procediendo a la contaminación generalizada, culminando con el asalto del hábitat social, produciendo el deceso de la democracia y ciertamente de la libertad de los ciudadanos.
En esa misma lógica, interesa entender que los virus, como por ejemplo el coronavirus, requieren para hacer más copias de sí mismos y triunfar en su “ataque”, resolver tres problemas: cómo reproducirse dentro de la célula que infectan, cómo expandirse, y cómo evitar ser eliminados por las defensas del hospedero. Preocupaciones que al hacerse extensivas a quienes hoy son expresión del virus antisistema que acecha a la población, (vale decir a los actuales conductores de los destinos del país), los lleva a buscar su afirmación y asentamiento en el poder utilizando métodos reñidos con la moral. E insinúan a los peruanos aún sanos que sumen fuerzas para “producir un antivirus” que impida la reproducción de la corrupción estatal y que evite que se expanda la mentira y la deshonestidad.
Es una tarea bastante difícil en tanto aún las acciones oprobiosas son aceptadas y, por qué no decirlo, promovidas por algunos sectores de la denominada izquierda caviar, enquistada en sectores importantes de la administración pública. Ellos pretende distanciarse de la contaminación promoviendo, a modo de “cortina de humo”, la discusión de temas, que siendo también importantes, tienen como objetivo central esconder los verdaderos problemas que aquejan al país: la pobreza, falta de empleo, alza del costo de vida, asalto y destrucción de instancias importantes de gobierno, crisis económica, incremento de la violencia e inseguridad ciudadana. Apoyan subliminalmente el avance viral de Perú Libre hacia la instauración de su ansiado socialismo corporativo.
No olvidemos que la debilidad del sistema y el menoscabo de los valores que posibilitan la vida en colectividad, constituyen el hábitat más favorable para su crecimiento y reproducción. Tampoco que la tolerancia pasiva de los ciudadanos abona a su favor. Por esa razón, un accionar comprometido de ejercicio ciudadano, nos convoca en primer término, a evitar su maligno crecimiento, denunciando, combatiendo y rechazando acciones incorrectas relacionadas con el incremento del engaño, de la deshonestidad y de la destrucción de los valores que requiere la vida en sociedad. En segundo lugar, se debe impedir su expansión, marcando distancia con la contaminación de sus acciones que conduce al enriquecimiento ilícito, alejándonos de cualquier tentación a delinquir. Y en tercer lugar, afirmarnos en la lucha contra la corrupción y el debilitamiento de la institucionalidad democrática.
Debemos hacer una clara delimitación ideológica, con ideas concretas y acciones de lucha, para derrotar los intentos de control, uso y abuso del poder por una gavilla de asaltadores. Ellos, imitando a los piratas del siglo XV, sin mayor visión de futuro y poniendo en la mente de muchos peruanos el ser sus representantes, intentan apoderarse de nuestro país.
COMENTARIOS