Darío Enríquez
Tenemos golpe de Estado
Se ha quebrado la institucionalidad de modo flagrante

Después de un sinfín de idas y venidas, de intentonas que no contaban con el cuadro completo de adhesiones (léase conspiradores calificados), el ciudadano Martín Vizcarra —hasta el 30 de setiembre presidente constitucional, ahora presidente de facto— finalmente dejó de lado todo respeto a la legalidad y a la institucionalidad, disolvió ilegalmente el Congreso y con ello cerró el círculo autoritario con la toma del poder, concentrándolo todo en él y su ilegítimo equipo de izquierdas.
En efecto, las izquierdas que en 2016 obtuvieron no más de 18% de votos válidos en las elecciones presidenciales, hoy han tomado el poder acompañando al presidente de facto Martín Vizcarra. No hay cómo sostener este despropósito, ni siquiera con esas fórmulas mágicas que las izquierdas usan con frecuencia para retorcer la realidad.
Por su parte, la derecha mercantilista mantiene su cuota de poder, con los privilegios económicos e impunidad judicial obtenidos a cambio de poner al servicio de los golpistas todo el aparato mediático con el que controlan más de 90% de lo que se difunde en prensa escrita, radial y televisiva. Pero las redes sociales —que poderes fácticos no pueden controlar como quisieran— tienen mucho que decir, lo dicen y lo seguirán diciendo.
Vizcarra ha necesitado respaldo de las FF.AA. para hacerse de la presidencia ¿Qué ley establece esto como requisito para ser presidente? Ninguna. Se trata entonces, sin lugar a duda, de un Golpe de Estado. Vizcarra asume presidencia de facto en un nuevo escenario, desacatando el mandato de la ley, apelando a los hechos consumados y la “razón” que proviene de la fuerza bruta y la amenaza. Es un Gobierno de facto.
¿Qué pasará en los próximos 120 días hasta la elección de nuevo Congreso? Debemos estar atentos, porque desde presidencia de facto pueden pasar muchas leyes "de contrabando". Debe exigirse "silencio legislativo" para no crear más dificultades, recuperando de este modo el imperio de la ley. Una transición luego de la cual se decidirá si Vizcarra continúa o no, si se lleva a juicio o no a los golpistas. Esa decisión estará en manos del nuevo Congreso.
La OEA ha sido invocada. Entendiendo que debe agotarse las instancias locales, ha emitido un comunicado diciendo que el Tribunal Constitucional (TC) es el llamado a revisar la legalidad de las acciones tomadas por Vizcarra. Veremos.
Si no fuera por las terribles consecuencias que tendríamos en el país si se consolidan las pretensiones autoritarias de los “cuervos” (no llegan a “halcones”) que han tomado por asalto el entorno de Vizcarra —con evidente complacencia y complicidad del presidente fáctico— hasta resultaría cómica la nueva “teoría jurídica de negación fáctica" lanzada por Vizcarra. Ni pies ni cabeza. Es increíble que haya “juristas” que se permitan defender un despropósito tan burdo como ridículo.
¡Cómo les encanta a las izquierdas inventar reglas cuando no les gusta ni conviene las vigentes! Una cuestión de confianza no es un cuesco lanzado al aire. Hay procedimientos, no es un constructo maleable. Todo debe constar en actas. Nunca hubo votación en contra. Una cuestión de confianza debe someterse a votación explícita y nunca es tácita. La “negación fáctica” de Vizcarra es el “disolver temporalmente” de Fujimori. No pasa.
Cuando en verdad se respeta la constitución, no hay mayor espacio para la discrepancia. Pero cuando unos expertos dicen que sí y otros que no, es que con seguridad se ha violentado el Estado de derecho. Siempre habrá “expertos” que apoyen al poder de facto porque ese poder estará siempre presto a brindar “contraprestaciones” eficaces a sus áulicos.
A todo esto, con tanta gente que “saluda” la decisión ilegal y punible de Vizcarra, debemos anotar una advertencia. Nuestro Perú está en grave riesgo, veremos cómo evoluciona. Todo es muy precario hoy en nuestro Perú, y pasará algún tiempo antes que grandes inversionistas vuelvan a confiar en nuestro país como ambiente promisorio de negocios. Peor aún. Vizcarra prometió respetar la Constitución y no cumplió. Hay que estar atentos. Como indicamos, hay muchos “cuervos” de izquierdas a su alrededor graznando por una nueva constitución estatista. Cuidado.
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