Diego de la Torre

Secuestro y rescate del Inca Garcilaso

El mestizaje como columna vertebral de nuestra identidad

Secuestro y rescate del Inca Garcilaso
Diego de la Torre
20 de agosto del 2024


Hay una batalla cultural se tiene que dar para rescatar a nuestros más importantes personajes históricos del secuestro de las garras de la nefasta, depresiva, apócrifa y resentida narrativa progre-marxista. El gran Inca Garcilaso de la Vega fue un excepcional personaje y eximio escritor del Virreinato del Perú del siglo XVI y XVII. Hijo de un conquistador Español y de una princesa Inca, era un “mestizo power” que hablaba latín, quechua, italiano y español. Escribió libros notables como la Florida del Inca y los Comentarios Reales, obras fundamentales para entender la Peruanidad mestiza emergente, llena de vitalidad, orgullo, visión cosmopolita e integradora de lo andino y lo europeo, como lo describió muy bien Aurelio Miró Quesada Sosa en su estupendo libro sobre este gran peruano.

El Inca Garcilaso no tenía los gimoteos de víctima del personaje imaginario Paco Yunque del poeta marxista César Vallejo. Por el contrario, el Inca Garcilaso se sentía orgulloso de su herencia inca y europea y de ser parte del poderoso y culto Virreinato del Perú que era parte del Reino de España como lo fueron el Virreinato de Holanda y el de Nápoles. El Inca Garcilaso, como la nobleza Inca del Cusco, se alió con España para formar una nueva nación, el Perú. No se explica de otra manera que el Inca Garcilaso se enrolara en los ejércitos del Reino de España para combatir con valentía y con honor a los moros en Europa. Nadie pelea ni expone su vida por lo que no quiere y es evidente que el Inca Garcilaso se sentía parte de esa gran nación que surgió de ese maravilloso encuentro.

El propio Francisco Pizarro se casó con la princesa Inca Quispe Sisa siendo sus hijos reconocidos como nobles según Cédula Real de Carlos V el 12 de octubre de 1537. Es sintomático que España no enviara grandes ejércitos al Perú lo que refuerza la tesis de historiadores modernos sobre la gran alianza de España con el Incario así como con varios de los reinos que formaban parte del Tahuantinsuyo. Como sugiere el propio Inca Garcilaso, el Imperio Incaico preparó a América del Sur para el Cristianismo de la misma forma que el Imperio Romano lo hizo con Europa.

Es hora que la verdad histórica se imponga frente a la apócrifa historiografía progre-marxista que ha envenenado a los peruanos durante las últimas décadas. Nuestros ancestros Incas y Españoles se mestizaron con entusiasmo, alentados por el cariño a los paisajes peruanos, a su cultura y a la gente que se encontró y se enamoró en esta tierra bendita. La Real Cédula del 14 de enero de 1514 alentaba el matrimonio entre indios y españolas así como el de españoles e indias ya que ambos eran considerados vasallos libres de la Corona de España. Afortunadamente, historiadores modernos como Rafael Aita y Marcelo Gullo están en una cruzada contra la Leyenda Negra de España documentando de manera profusa y contundente la alianza española-incásica.

Basta ya de versiones resentidas, falaces, cargadas de odio y sesgo ideológico de historiadores y pensadores progre-marxistas que pretenden retratar al Inca Garcilaso como una víctima y un pobrecito, en una forzada “pacoyunquecización” de su legado elaborando pérfidas aproximaciones pseudo-psicoanalíticas describiéndolo como un “confundido” de su identidad. No me sorprende que los científicos sociales progre-marxistas quieran secuestrar a nuestros personajes históricos más relevantes para debilitar la Peruanidad y deconstruir, a lo Gramsci, nuestra cultura, nuestra historia y nuestras tradiciones. Estos destructores de la peruanidad saben que es vital desfigurar el legado y valía de personajes como el Inca Garcilaso, Francisca Pizarro, Paullu Inca y muchos más, para enfrentarnos. No caigamos en esa terrible trampa.

A pesar de sus esfuerzos desesperados, no lograrán el objetivo de tergiversar y/o enervar la grandeza histórica de nuestro primer “cholo power”, el Inca Garcilaso. Como herederos de nuestros tatarabuelos incas y españoles no lo permitiremos. Por ello, los exhorto a leer el gran libro de Don Aurelio Miró Quesada sobre el Inca Garcilaso así como los textos de Rafael Aita que rescatan nuestro mestizaje como columna vertebral de nuestra identidad.

Termino citando una profunda y certera frase de Don Aurelio: “Y así, nacional y universal, realista e idealista, crítico y creador, con minucioso afán de historiador y con profunda emoción de poeta, indio y mestizo, peruano y americano, español y europeo, el Inca Garcilaso de la Vega, ejemplo vivo de fusión y de síntesis, es el más alto nombre de la literatura del Perú, descuella por la cronología y la excelencia entre los autores clásicos de América, y representa el primer natural del Nuevo Mundo que marca su huella con firmeza en el amplio camino de la cultura occidental”. Mejor dicho, imposible.

Diego de la Torre
20 de agosto del 2024

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