Tino Santander

Salvador del Solar está en la Luna

Más que “mano firme”, necesitamos mano justa e inteligente

Salvador del Solar está en la Luna
Tino Santander
01 de abril del 2019

 

El presidente del Congreso, Daniel Salaverry, pide “mano firme”, tal como desean ciertos miembros del Gobierno, políticos, empresarios fiscales, periodistas y todo el coro que los acompaña para imponer una solución a la crisis de Las Bambas. Como contrapartida a esa pretendida posición de firmeza, se levanta en el sur del país una ola gigantesca de indignación y resentimiento difícil de calmar.

Mientras las encuestas que se anuncian seguramente van a señalar que la mayoría se inclina por esa solución de “mano firme”, como se desea desde Lima, lo cierto es que en el sur y en la zona del conflicto existe otra mayoría que rechaza con vehemencia la imposición abusiva de las normas del Estado de derecho. Es una situación que ocurre en otras provincias, como es el caso de Urubamba, en donde una empresa de transportes mafiosa mueve millones de dólares y no reconoce los justos derechos del municipio local, pues el Estado en Lima no funciona ni resuelve con éxito el problema.

La contradicción clamorosa que se produce en Las Bambas, entre la demanda de “mano firme” y la resistencia violenta ante esta posición, puede conducir al país hacia escenarios de confrontación y división cuyas consecuencias son impredecibles. Sobre todo con un Gobierno sin conocimientos ni experiencia política para salir de la coyuntura en que está atrapado. Ni siquiera la liberación precipitada de Gregorio Rojas, presidente de la comunidad de Fuerabamba, por parte de la Fiscalía logró que los comuneros levanten el bloqueo de la carretera. Sin embargo, frente a la liberación de Rojas, cabe una pregunta: ¿Es el Ministerio Público independiente del Gobierno?

El primer ministro Salvador del Solar, principal responsable de la solución, dice que los campesinos de las comunidades de Las Bambas son víctimas de la manipulación y del engaño por parte de instigadores y aprovechadores que buscan obtener pingües ganancias. El primer ministro les niega así a los campesinos tener conciencia de sus derechos y deberes, y los presenta como masa ignorante y manipulable. Con este discurso hecha más leña al fuego, pues parece que estuviera en la Luna y no en el Perú. Su mirada es virreinal, y no la de un republicano y demócrata.

Por su parte Julio Velarde Flores, presidente del Banco Central de Reserva, advierte que la paralización de la producción minera en Las Bambas causa un grave perjuicio a la economía. Pero llama la atención que este importante funcionario no denuncie, con igual contundencia, la millonaria elusión tributaria que sufre el Estado, incapaz de ejecutar con eficiencia el cobro de impuestos.

Presentar a los campesinos con la imagen de violentos y de cholos generadores del caos ahonda la crisis. Es una mirada clasista y racista, desde otro mundo; es un cargamontón de la élite limeña que ignora la historia y la realidad en que vive el país. Una élite; que se niega a comprender que la solución de la controversia en Las Bambas es, sobre todo, política y no solo legal y económica, pues está en juego la explotación de nuestra enorme riqueza minera y el futuro del Perú como nación. Más que “mano firme” necesitamos mano justa e inteligente. Es el gran desafío que afronta este Gobierno.

 

Tino Santander
01 de abril del 2019

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