Manuel Gago
Revolución social frente al alcoholismo, anemia y TBC

Responsabilidad social del Gobierno debe ser más que un discurso
La jefa del Gabinete ministerial, Mercedes Aráoz, en su exposición ante el Congreso por el voto de investidura, ha dicho que el objetivo del Gobierno es la revolución social cambiando el enfoque en materia de desarrollo social, institucional y político. Ha dicho además que la cultura de las normas debe facilitar y promover el bienestar de la gente y la economía, y para eso se eliminarán todos los trámites innecesarios. Dijo además que la lucha contra la corrupción es frontal. Bien, suena prometedor.
La ministra conoce las estadísticas y las consecuencias de la anemia, que es una afección que le niega a Perú ese país promisorio que la población espera. Cansancio, fatiga, sueño, poca concentración, escaso interés por el estudio y el trabajo, así como ausencia de ganas, motivos y entusiasmo para hacer las cosas, son las consecuencias de la disminución de glóbulos rojos en la sangre por la falta de hierro. Y eso no lo resuelven las marchas, conferencias, seminarios y declaraciones de buena voluntad.
Se resuelve en la calle, con el compromiso de los medios de comunicación para secundar cruzadas frontales que le cambien a la población sus costumbres alimenticias. Un pollito a la brasa está bien, pero la alfalfa y las lentejas estarían infinitamente mejor. En Junín, según el Ministerio de Salud, el 55.9% de la población tiene anemia, sobre todo, niños menores de tres años. Consciente de la situación, el ministerio tiene un plan al 2021 para reducirla al 19%. ¿Vemos en los medios de comunicación consistentes campañas de educación contra la anemia? Los mayores porcentajes de anemia están en Puno (67.3%), Ucayali (58.1%), Junín (56.1%) y Madre de Dios (55.8%). Y lo que se ve en los medios provincianos es un copamiento constante de publicidad de los gobiernos locales y regionales anunciando —según ellos— sus “megaobras” para ganar votos, pensando siempre en la reelección.
El embarazo adolescente sigue siendo crítico. Según Save The Children, un 14% de adolescentes, entre los 15 y 19 años, están embarazadas, muchas de ellas como consecuencia de una violación. Y, según la Dirección Regional de Salud de Junín, el número de alcohólicos se ha casi duplicado en los últimos tres años.
La responsabilidad social del Gobierno de PPK no debe ser una falsa compasión, un discurso para ganar simpatía y mejorar en las encuestas. Así no se gobierna responsablemente. El Gobierno y la sociedad deben tener mecanismos para levantar el aliento de la gente. La comida y el fútbol lo hacen bien. Dar lástima para recibir apoyo de otros no debe ser la constante de los desafortunados. Exigir derechos sin ofrecer deberes no edifica. Para eso se hace política, para entusiasmar a la gente, para que recobren sus bríos o para descubrir sus propios potenciales que les permitan no solo valerse por sí mismos, sino además ser parte de un engranaje de cooperación y solidaridad.
La responsabilidad social no se debe limitar a incrementar los gastos asistencialistas que, como se sabe, no sirven para mucho; por el contrario, ayudan a construir una sociedad de pedigüeños, que solo estiran la mano a pesar de estar sentados en bancos de oro, abatidos por la anemia y el alcohol. El pernicioso legado de Humala fue un 35% de anemia infantil y un incremento del 14% de la TBC. Y Humala decía que la niña de sus ojos era la inclusión social.
Manuel Gago
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