Eduardo Zapata
A propósito de los blogs
La moné en la sociedad del espactáculo
En Siria y Egipto –antes de que los romanos abandonasen la ciudad desilusionados de la vida pública- muchos huyeron al desierto para vivir y masticar su soledad desesperada.
Eran los monés, practicantes iniciales de la soledad; de aquí que se les llamase monakhoi, monjes.
Pero esto produjo una suerte de epidemia. Los ´solitarios´ se multiplicaron, muchos de ellos dejaron de serlo y se convirtieron en ´comunidades´. Algunos, en su afán de aislarse aún más, se elevaron verticalmente y construyeron altas columnas sobre las cuales vivían: los ´estirititas´. Pero de nada les valió: el sentido primigenio del aislamiento daba prestigio y pronto fueron consultados como inefables predictores de presente y futuro.
Cultivando estilos “descuidados”, despreciando originariamente la vida pública, gradualmente –queriéndolo o no- estos hombres se convirtieron en lo que hoy llamaríamos parte de la “sociedad del espectáculo”. Aquel pecado original aborrecido. Donde lo público invadía y contaminaba lo privado.
Acudiendo normalmente al viejo principio comunicativo de que cuando los hombres no tienen nada claro que decir sobre una cosa, en vez de callarse lo susurran crípticamente o lo gritan (supuestamente para sí), de pronto estos hombres accedieron al mundo electronal. Y encontraron prosumidores, descubrieron las virtudes prometidas por el ida y vuelta de la información. Configuraron prósperos colectivos. Y tuvimos a los bloggers de hoy.
Algunos pocos han mantenido una línea correcta. Pero la mayoría ha sucumbido a la sociedad del espectáculo, a la renuncia de la moné.
Asaltados por el feis, el twitter y otra aplicaciones -como los periódicos on line- hubo quienes mantuvieron el aura del “descuido”, la ironía, la iconoclastia y –por supuesto- la moné. Por lo demás, virtudes ya estandarizadas y consagradas por la sociedad del espectáculo. Mientras otros transitaron abiertamente el diálogo franco con su público en formatos supuestamente más ligeros, adaptados al “aborrecido mercado”. Allí están aún abriéndose paso bloggeros valiosos en modas, decoraciones, espectáculos y otras “frivolidades”.
Pocos bloggeros capturaron otras soledades formalmente inconformes como ellos. Y pretendieron elaborar discursos “racionales y lógicos”, sin caer en la cuenta de que esas palabras vienen de ratio y logos, que en latín y en griego significaban simplemente “hablar”, “opinar”… discursos a los cuales se les ha pretendido llamar intelectualidad, idolatría de la inteligencia, como si esta fuera capaz de aislar el pensamiento de su función en la economía general de la vida humana.
Hoy muchos blogs originales se han convertido en verdaderas compañías. Sometidas al mercado, pero manteniendo nombres y logotipos más o menos “pobretones”. Incluso algunos periodistas provenientes de estas canteras han accedido al denigrado periodismo oficial bajo el disfraz de la seudo escribalidad. Pero qué duda cabe de que siguen detentando al menos formalmente el monopolio de la verdad, de lo políticamente correcto, de lo nunca incorruptible. Desde esos espacios -¡cómo no!- se promueven Marchas, Colectivos, plantones, vistosos pasacalles y discusiones “académicas” –festejadas por ellos- aun cuando para hacerlo tengan ya que incursionar en la sociedad del espectáculo. Para decirlo en términos de moda, “no han mentido, solo han cambiado de opinión”.
Su voz seguirá teniendo influencia entre grupos cada vez más cerrados. El nuevo rombo clasemediero no vive esperando sus mesiánicos mensajes. Pero no desanimarse. La sociedad del espectáculo ofrece siempre novedades explotables, aun para los grupos que dicen vivir a sus espaldas.
Al ser preguntado Baudelaire dónde preferiría vivir, dijo: “¡En cualquier parte, con tal de que sea fuera del mundo!”. La moné auténtica.
Por Eduardo Zapata
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