Manuel Gago

No juzgarás ni mentirás

Pastorales, vicarías y marxismo unidos

No juzgarás ni mentirás
Manuel Gago
17 de febrero del 2019

 

El cardenal Pedro Barreto nuevamente hizo noticia atizando el enfrentamiento entre los peruanos. Mientras los pobladores de Tacna, Moquegua, Arequipa y de otros lugares de la serranía clamaban a Dios para que las lluvias intensas no dañen sus vidas y sus propiedades, al monseñor no se le ocurrió mejor idea que señalar a su adversario político.

Barreto es conocido en Huancayo por su clara postura “ambientalista” y por su “acción social”. La denominada Pastoral de la Dignidad Humana, del Arzobispado de Huancayo (Junín), está afiliada a la Red Muqui, un conglomerado antiminero subvencionado por intereses extranjeros y dedicado —en cuerpo y alma— a detener la producción de cobre, plata, molibdeno, oro, litio, bismuto y otros minerales valiosos existentes en las montañas andinas. No obstante que Perú es un país privilegiado por la abundante riqueza natural, la red antidesarrollo rechaza el regalo divino por razones políticas. Es decir, ¡las organizaciones religiosas, como las pastorales de Huancayo, Cajamarca y Piura y la vicaría de Pasco, unidas al marxismo del siglo XXI, pretenden detener una bendición de Dios!

Barreto se ha constituido como el pastor del sector “progresista” de la Iglesia católica. El cardenal, haciendo leña del árbol caído, señaló que “Fuerza Popular nunca ha querido el bien del Perú”. Declaración que contradice la enseñanza cristiana de “no juzgar”. Barreto ha olvidado que Jesús, en uno de los relatos bíblicos, advierte a la turba cuando intentaba apedrear a la adúltera, diciéndoles “que tire la primera piedra quien esté libre de pecado”.

Las declaraciones de Barreto dejan de lado, además, el segundo gran mandamiento del cristianismo: “amarás a tu prójimo”. Con esta segunda ley, Dios ordena a la grey amar al enemigo, porque no hay mayor mérito amando al amigo. El monseñor de la acción social también olvida que el buen pastor deja a todas sus ovejas para ir en busca de la perdida. Deja la comodidad del rebaño dócil para ir en busca de la oveja rebelde. “Y cuando la encuentra la pone en sus hombros gozoso”.

Después de una batahola de críticas desde distintos sectores de la sociedad, Barreto rectifica sus desafortunadas declaraciones. Sin embargo, con sus nuevos dichos confirmaría la configuración de un primer testimonio falso, también condenado en el octavo mandamientos: no mentir.

La cruz es la señal del holocausto de Jesús. Para el cristianismo, Jesús en el madero representa la elección de la humildad y la entrega incondicional por el prójimo, en lugar de la comodidad y la popularidad. No en vano, en las Escrituras, Jesús es figurado como el cordero, el que sería inmolado por la salvación del hombre. Es el mismo Jesús, el que cenaba y se hospedaba en la casa de los pecadores en lugar de condenarlos.

Las guerras por el poder político y económico son anatemas para los creyentes convencidos de su fe y débiles frente a los extravíos y las enfermedades terrenales. Este mundo no les pertenece porque el reino de los cielos es la meta eterna. El afán es, entonces, predicar la verdad y la salvación. Y solo eso. Sin espacios para reducir la doctrina cristiana a meros señalamientos. El pastor progresista debería recordarnos que, a pesar de la “naturaleza pecaminosa del hombre”, Dios, con su inmensa misericordia, perdona “aún hasta setenta veces siete”, si hay propósito de enmienda.

 

Manuel Gago
17 de febrero del 2019

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