Heriberto Bustos
Metamorfoseando
¿En qué tipo de presidente se convertirá el candidato Castillo?

Tal vez de tanto esperar, suponer e intentar modificar lo que estaba anunciado, enterarnos de que ya ocurrió no tuvo mayor significación. Nuestras mentes y corazones estuvieron preparados tanto para el bien como para el mal, aun sabiendo de que había sido construido y preparado con antelación. Mañana con la asunción del mando, se iniciará para el presidente un proceso de transformación que esperemos no reedite la historia de Gregorio Samsa, escrita por Franz Kafka en “La metamorfosis”; cuya conversión en un monstruoso insecto impactará no solo en su vida, sino también en la de su familia y vecinos, generando reacciones diversas. Así, su padre se molestará y lo despreciará; mientras su hermana Grete, se apiada de él encargándose de alimentarlo y cuidarlo, para posteriormente repudiarlo. Su jefe al enterarse procederá a humillarlo.
En esa trama, la familia intentará mantener a Gregorio en secreto. Sin embargo, por su comportamiento y la sensación de terror que causa en sus vecinos, Gregorio terminará comprendiendo que su situación es insostenible, optando por encerrarse en su habitación sin probar alimento alguno, causando su propia muerte. Debemos señalar que el drama ocurre en una época marcada por los conflictos sociales, políticos y económicos, y en la que el hombre moderno se enfrenta a diferentes cambios y a la vez sometido a un poder autoritario que lo estropeaba (Primera Guerra Mundial y prolegómenos de la revolución rusa).
En nuestro caso, en una coyuntura en la que la corrupción y la pandemia han llevado al país a una severa crisis económica, reducción del empleo e incertidumbre en la inversión, así como exigencias en materia de salud, entre otros. Tenemos (en términos comparativos y salvando distancias) como presidente a Pedro Castillo, que asume el Poder Ejecutivo a pesar de sus limitaciones profesionales y restringidas capacidades de gestión, quien cuenta por un lado con un jefe: secretario general de Perú Libre (Vladimir Cerrón), y por otro, como “familiares” a una serie de personas y organizaciones que esperan ser beneficiarios de las ventajas que otorga ese poder.
En esas circunstancias, su posicionamiento y capacidad de decisión lo atormentarán a cada instante, alejándolo de sus iniciales expectativas, modificando su pensamiento liberal sindicalero por el de una izquierda socialista, marxista-leninista-mariateguista, que, a decir de Cerrón “permitió a la vanguardia del pueblo discernir y deslindar de la centroizquierda y de la izquierda liberal, empujar a la centro izquierda más al centro y radicalizar al Partido más a la izquierda”. Del mismo modo que sus enredadas visiones de futuro para el país, para ejecutar el programa de Perú libre que resulta, según lo dicen sus militantes, “de estas demandas emergentes como la convocatoria a una Asamblea Constituyente, la renegociación de los contratos…”.
Por el futuro de la democracia y del país, anhelamos no ser testigos de su sometimiento a la superioridad del verdadero protagonista y conductor; tampoco de una extraordinaria transformación personal para satisfacer a sus allegados emulando “iniciativas” y poses evo-moralistas; menos de su ocultamiento bajo el sombrero chotano tras una aparente humildad campesina. Esperamos que las circunstancias que lo envuelven no lo conduzcan a descubrirse como un personaje mutilado. No le deseamos un trágico desenlace, (como en el cuento de Kafka), pues “aunque nadie puede volver atrás y lograr un nuevo comienzo, cualquiera puede empezar ahora y lograr un nuevo final”. Jamás olvidemos que el cambio empieza en uno mismo.
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