Eduardo Zapata
Menefreghismo
Individualismo extremo e informalidad

En la lengua italiana hay una expresión bastante precisa para aludir –con cierta censura y cierta dosis de vulgaridad coloquial– a aquellas personas que llevan su individualismo al extremo. La expresión es menefreghismo, que finalmente constituye una contracción de oraciones como a me non me ne frega un tubo/a me non me ne frega un cazzo.
En nuestro castellano la expresión más próxima al menefreghismo sería el alpinchismo. Creo que no es necesario explicitar las oraciones contraídas por esta expresión. Curiosamente usadas –dichas oraciones– por hombres y mujeres.
En cualquier caso ambas expresiones se refieren a conductas individualistas in extremis. Que se desentienden de todo lo que sucede alrededor de aquel que usa esas expresiones. Se trata, pues, de individualismos extremos donde no existe el otro y lo otro.
Cuando la expresión está en boca de alguien con sus necesidades básicas satisfechas, difícilmente lleva a la violencia colectiva. Pero cuando se parte de necesidades insatisfechas, el alpinchismo se convierte no solo en un enemigo de la construcción de institucionalidad, sino también en un posible insumo de violencia social.
Entre nosotros –y por fortuna inconscientemente aún– el alpinchismo encontraría una expresión en la llamada informalidad. Personas que al no haber recibido prácticamente nada del Estado formal han construido una vida y una cultura paralelas. De allí la censura, pero en el fondo el desinterés por el Estado oficial.
Cabe, sin embargo, una diferencia entre los que no necesitarían del Estado y los que sí lo necesitarían: en su mundo paralelo, el alpinchismo es fundamentalmente hacia lo oficial, pero bastante a menudo sabe de la configuración de instituciones paralelas a ese Estado ausente. Así como sabe, por ejemplo, de la reciprocidad con el vecino al momento de construir una vivienda.
Algunos sostienen que no hay Estado por la inexistencia de nación. Tal vez sería mejor entender que no hay Estado para la mayoría informal porque cuando tropiezan con él solo han recibido históricamente obstáculos, ausencia de servicios y jirones de populismo. En ese contexto se comprende mejor el alpinchismo respecto al Estado formal. Que no pasa por la no existencia de nación, sino por la existencia de un Estado formulado al servicio de los menos. Y jamás de los más.
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