Cecilia Bákula
Lima: ciudad del bicentenario
En el 486 aniversario de su fundación

Este 18 de enero Lima cumple 486 años. No se trata de un aniversario más, ya que este año recordamos que fue en nuestra ciudad donde, en la mañana del 28 de julio de 1821, se proclamó solemnemente la independencia del Perú. Esta ciudad, que había sido sede del poder español en el virreinato, que se había fundado bajo la tutela y custodia de los Reyes Magos, denominada como “Ciudad de los reyes” en honor también al monarca español, vive hoy un momento crucial en su desarrollo y en su apuesta hacia el futuro.
Nuestra capital fue establecida en este valle y en este lugar, donde estaba asentado ya el curaca Taulichusco, porque Francisco Pizarro encontró aquí los elementos indispensables para garantizar un gran futuro y prosperidad para la nueva urbe: buen clima, buena tierra, buena gente, buen aire, buen río y cercanía al mar. Por ello no dudó en superponer el esquema español de damero sobre el asentamiento anterior, proyectando un gran espacio urbano ordenado, que tendría más de cien manzanas. Aunque en un primer momento solo se ocuparon unas 17 de ellas, incluyendo los espacios destinados a la Plaza Mayor, la Iglesia y los solares entregados a autoridades y notables del momento.
Hoy Lima se defiende y lucha por mantener algo de su fisonomía tradicional, que ha ido cambiando con el tiempo y adecuándose a distintos estilos, tendencias y modas arquitectónicas. Ahora es una ciudad en donde el Perú íntegro está representado: una ciudad multicultural, una fiesta de la pluriculturalidad que es el mismo país, un espacio en donde todos podemos y debemos vernos y encontrarnos. Es por ello que veremos que hay siempre tendencias tanto a mantener todo lo que nos habla de Lima, lo que creemos que la representa, como a implantar una modernidad a veces discorde y no pocas abrupta. Tendencias que dañan cualquier intento de establecer un justo medio en favor de la ciudad.
En 1991 Lima fue declarada Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad. Y desde entonces, de manera oficial y formal, el Estado Peruano tiene obligaciones que cumplir respecto a la conservación, restauración, mantenimiento e investigación del área declarada por la UNESCO. Se han identificado no menos de 600 monumentos que hablan de su riqueza arquitectónica, y que contienen elementos de la presencia española y de los aportes europeos en nuestra urbe.
Recientemente, la gestión edil actual aprobó un nuevo Plan Maestro del Centro Histórico de Lima, con miras a tener, al 2035, una pauta a seguir para los planes de trabajo, acciones y propuestas que deberán ser continuadas por los siguientes gobiernos locales. Este Plan Maestro se hizo con el concurso tanto del Ministerio de Cultura como de expertos internacionales, a fin de que nuestra ciudad cuente con una guía que oriente a los funcionarios y autoridades en los pasos a dar para lograr que sea una realidad la preservación de ese carácter único y extraordinario. Lima debe ser entendida no solo como un monumento, sino también como una realidad humana que enfrenta, sin duda, graves conflictos y no pocas dificultades, pues la antigüedad es a veces un tesoro y otras un gran reto. Y la modernidad arremete sin respeto; por lo que la responsabilidad que se imponen las autoridades resulta ardua y constante.
Defender a Lima es tarea de todos. Defender significa proteger, proteger significa conservar, conservar significa cuidar y, por lo tanto, amar. Y todo ello no puede ser responsabilidad exclusiva de las autoridades; es una obligación de todos aquellos que vivimos aquí y que la queremos grande, hermosa y viva.
Al reconocer nuestro amor por Lima no podemos dejar de mencionar con orgullo y alegría que fue en la Plaza Mayor en donde don José de San Martín proclamó con toda solemnidad, rigor y convicción la independencia del Perú del yugo español, en ese soleado aunque invernal domingo de julio. Fue acá en donde los miembros del Cabildo suscribieron el Acta de la Independencia, nuestro documento fundacional; y en donde los gremios firmaron la Jura de la Independencia, manifestando su adhesión a la causa de la libertad.
En estos 200 años de vida independiente, Lima ha visto formarse, crecer y desarrollarse a nuestro país. Ha visto los tiempos de luces y de sombras, ha visto éxitos y fracasos. Ahora, nos toca apostar por un futuro digno para la ciudad y un tiempo venidero mejor para todos los peruanos.
La independencia no es ni podrá ser considerada jamás como un punto de llegada: es el punto de partida para el futuro permanente, es el punto en donde se marca el inicio del sueño fundacional, y desde donde podemos contemplar estos 200 años con miras a que sean en lo bueno. Un estímulo para mejorar y, en lo malo, un acto de reflexión para evitar.
Feliz día, Lima querida, Lima de mis amores.
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