Manuel Gago
Las mayorías reaccionan
Perú se levanta por la libertad

Ha sido poderosa la reacción de las mayorías. Miles de jóvenes salen a las calles, en distintas partes del país y marchan contra la violencia desatada por el comunismo internacional. El Grupo de Puebla, el Foro de Sao Paulo, la inteligencia cubana y los infiltrados enviados por la dictadura venezolana atentan groseramente contra la estabilidad nacional.
Estuvieron en Palacio de Gobierno, susurrándole a Castillo qué hacer durante su mandato. El profesor de Chota accedía. Llevó a extremos la lucha política, intentando cerrar el Congreso de la República. ¿Qué pensaba el extremismo marxista, que los peruanos dócilmente se allanarían a sus planes totalitarios? No obstante, hay que señalar que hoy, mucho más que antes, existen personas dispuestas a desatar sus odios sin más contemplaciones. Para ellos, el imperio de la ley no existe. Los escrúpulos –que gobiernan las acciones del hombre ceñido a la ética y buenas costumbres– son dejados de lado.
Las manifestaciones anticomunistas se multiplicarán y estarán en las calles el tiempo necesario. Asimismo, el radicalismo seguirá activando sus planes sediciosos. No olvidemos que es una ideología ahora fuertemente adoptada por distintos sectores de la población. Mire usted a su entorno y verá quiénes disculpan el vandalismo y terrorismo reciente. De hoy en adelante, y por largo rato, conviviremos con un enemigo nada oculto. En los ochenta y noventa se mimetizaba y escondía, haciéndole creer al país que asaltaría Palacio, mientras controlaba “zonas liberadas”.
La asonada de la semana pasada, en gran parte del país, demuestra que el comunismo avanza en su lucha política. En este contexto, si hoy no se corrigen los errores cometidos (por más insignificantes que parezcan), y no se logra controlar fehacientemente lo ocurrido, en poco tiempo otras asonadas tendrán mayor éxito y Perú terminaría en una espiral de violencia incontrolable.
La presidenta Dina Boluarte merece mención aparte. Se amarra las faldas frente al intento de insurrección que, a decir verdad, tiene eco en la escoria –en el lumpen– de la sociedad. Las camionetas del VRAEM, destinadas a apoyar el supuesto levantamiento popular, son claramente los mismos vehículos que transportan droga, insumos, dinero sucio y sicarios del narcotráfico. En este escenario de falsa rebelión –porque no es legítima, porque sus actores no representan otra cosa que intereses al margen de la ley–, los mineros ilegales asentados en el sur se unen al izquierdismo extremista, para el que cualquier aliado es bueno para sus propósitos de destrucción.
Los peruanos de buena voluntad, que son la inmensa mayoría –trabajadora e ingeniosa, aunque no se manifieste públicamente– son contrarios a cualquier totalitarismo. Si no fuera así, hace rato Perú sería otra Cuba o Venezuela. El potencial de los emporios económicos (Gamarra, Las Malvinas, Polvos Azules, Paruro, Mercado Central, Ceres, las cachinas y muchos más en el interior) es una muestra del sentimiento capitalista, del emprendedurismo de la derecha popular avanzando por su propio esfuerzo y talento.
En este contexto de perspectiva nacional, las izquierdas, con el radicalismo maoísta marcando el compás de su lucha, se constituyen, una vez más, en el enemigo principal. El momento de las definiciones llegó. De las aguas tibias se nutren los que complotan contra el país, con quienes, a decir verdad, tenemos que aprender a convivir.
“Por eso, aunque pasemos por muchas dificultades, no nos desanimamos. Nos hacen caer, pero no nos destruyen. Las dificultades que tenemos son pequeñas, y no van a durar siempre”; Corintios 4:8-18.
¡Feliz Navidad! El Cristo, el redentor, es Dios vivo, el centro de las festividades de fin de año.
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