Guillermo Vidalón
Las curiosidades de las izquierdas
Estrategias y pactos electorales que hicieron historia

Estrategias y pactos electorales que hicieron historia
Las izquierdas en el Perú reclamaban amargamente en contra de los procesos reeleccionistas que se llevaron a cabo en la década del noventa del siglo XX, más allá de las argumentaciones jurídicas a favor o en contra que se esgrimieron entonces. Lo cierto es que las izquierdas en “defensa de la democracia y la alternancia en el poder” no querían que exista continuidad en el poder de quien se encuentre en el ejercicio de la primera magistratura.
Lo curioso es que en aquellos organismos controlados por las izquierdas —llámense sindicatos, federaciones, juntas de usuarios de riego u otros— las reelecciones se dan siempre por “aclamación” y el proceso electoral “democrático” se lleva a cabo a mano alzada para identificar al discrepante y hacerle entrar en razón por el camino de la disuasión, casi siempre empleando la mano alzada sobre el discordante.
Las izquierdas también tienen otros mecanismos, las “expulsiones por unanimidad de las bases”. ¿Cuáles bases? Aquellas que exclusivamente reconocen las cúpulas, las que siempre son elegidas y reelegidas por “aclamación”.
Ciertamente, debemos reconocer que las izquierdas también creen en la competencia, pero sin fair play. Esas normas que garantizan un proceso democrático son para la “democracia burguesa”, como despectivamente denominan a los procesos electorales democráticos. No obstante, las izquierdas participan en las elecciones no porque crean en ellos, sino por estrategia. Si la opinión pública respalda los procesos democráticos se harán presentes, pero en aquellos espacios estrictamente controlados por sus respectivas cúpulas no fomentan la democracia.
Otros mecanismos que emplean las izquierdas son: a) la eliminación del padrón electoral del candidato opositor. b) la eliminación del padrón electoral de todos aquellos que respaldan al candidato opositor. c) las innumerables tachas contra la oposición y, finalmente, d) el chantaje a los comités electorales (CE). Si se permite la participación de un eventual candidato de fuste que no representa su forma de pensar y actuar, amenazan con retirarse y dejar en contiende a un único candidato. Los CE, por temor a ser calificados de parcializados, terminan cediendo a algunas de sus pretensiones; o en su defecto, las izquierdas crean las condiciones para cuestionar la legitimidad de quien resulte ganador y no comparte ni su accionar ni su ideología.
Para los desmemoriados izquierdistas. En 1990, las izquierdas corrieron con dos candidatos (Alfonso Barrantes y Henry Pease) que no pasaron a la segunda vuelta. Entonces expresaron su respaldo a Alberto Fujimori Fujimori en contra de Mario Vargas Llosa. En 1995, respaldaron la candidatura de Javier Pérez de Cuéllar, también en contra de Fujimori; el año 2000, respaldaron a todo aquel candidato que les permitió auparse, pasaron de Alberto Andrade a Luis Castañeda; y finalmente, en 2001 llegaron al poder con Alejandro Toledo, tras el gobierno transitorio de Valentín Paniagua.
En 2006, respaldaron a Ollanta Humala, quien perdió frente a Alan García en la segunda vuelta. El 2011 las izquierdas volvieron a correr tras las banderas de la Gran Transformación de Odebrecht; perdón, de Ollanta Humala. En 2017 las izquierdas están más preocupadas por definir cuál de ellas se “consolidará” en su eterno proceso divisionario. En fin, su objetivo es definir quiénes serán sus candidatos para las elecciones municipales y regionales de 2018.
Por ahora su estrategia es infiltrarse y capturar cuanta organización social exista, con o sin fair play democrático. Pronto veremos que empezarán a agitar/incendiar la pradera. Lo que será difícil definir es si esta vez partirán de las ciudades al campo.
Guillermo Vidalón del Pino
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