Jorge Varela

La muerte del neoliberalismo

Decretada por el economista estadounidense Joseph E. Stiglitz

La muerte del neoliberalismo
Jorge Varela
28 de noviembre del 2022


“El neoliberalismo debe decretarse muerto y enterrado”, ha escrito Joseph E. Stiglitz. No es el único en proclamar tal defunción, ni será el último. Otros también lo han hecho y lo continuarán haciendo. Según este economista, “hay por lo menos tres alternativas políticas importantes que compiten para sucederlo: el nacionalismo de extrema derecha, el reformismo de centroizquierda y la izquierda progresista (la centroderecha representa el fracaso neoliberal). Con excepción de la izquierda progresista, estas alternativas siguen estando en deuda con alguna forma de la ideología que ha expirado (o debería haber expirado)” (artículo “Después del neoliberalismo”, Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía, Project Syndicate, 30 de mayo de 2019). 

Para Stiglitz –quien adscribe a posiciones de izquierda–, el nacionalismo de derecha reniega de la globalización y culpa a la inmigración de los problemas de hoy, en tanto que la alternativa de centroizquierda representa al neoliberalismo con rostro humano, cuyas políticas solo efectúan reformas y revisiones menores al modelo. (En Chile, a no dudarlo, el exponente de esta segunda alternativa fue la denominada Concertación).

Capitalismo progresista y mercados 

La alternativa de ´izquierda progresista´ encarna lo que Stiglitz llama de forma singularmente curiosa: “capitalismo progresista”, cuya agenda económica se basa, -según él-, en “restablecer el equilibrio entre los mercados, el estado y la sociedad civil”. “El crecimiento económico lento, la creciente desigualdad, la inestabilidad financiera y la degradación ambiental son problemas nacidos del mercado y, por lo tanto, no pueden ser resueltos, ni lo serán, solo por el mercado”. “Los gobiernos tienen la obligación de limitar y delinear los mercados a través de regulaciones ambientales, de salud, de seguridad ocupacional y de otros tipos”. 

Es pues tarea del gobierno hacer lo que el mercado no puede hacer o no hará, como invertir activamente en investigación básica, tecnología, educación y salud. Hay que “abordar el creciente problema del poder de mercado concentrado” y disociar el poder económico de la influencia política”. “El poder económico y la influencia política se refuerzan mutuamente y se perpetúan a sí mismos”. “Las reformas progresistas-capitalistas, por ende, tienen que empezar por recortar la influencia del dinero en la política y reducir la desigualdad de la riqueza”.

Stiglitz afirma que una agenda integral debe centrarse en la educación, la investigación. Debe proteger al medio ambiente y combatir el cambio climático; y ofrecer programas públicos que garanticen que a ningún ciudadano se le nieguen los requisitos básicos de una vida decente. Estos incluyen seguridad económica, acceso al trabajo y a un salario digno, atención médica y vivienda adecuada, un retiro seguro y una educación de calidad para los hijos. 

En su opinión “las alternativas ofrecidas por los nacionalistas y los neoliberales garantizarían más estancamiento, desigualdad, degradación ambiental y acrimonia(*) política, lo que conduciría potencialmente a desenlaces que ni siquiera queremos imaginar”.

¿La propuesta de Stiglitz es un oxímoron?

En su reciente exposición "Sobre la falta de resiliencia del modelo neoliberal", realizada en Chile en el centro de estudios Espacio Público, Stiglitz sintetizó las debilidades de dicho sistema, evidenciadas durante la pandemia, y explicitó su teoría relativa al capitalismo progresista. Ante la falta de resiliencia del modelo, el enfoque de Stiglitz es que "este experimento (chileno) de 40 años con el neoliberalismo tendría que acabar ya” (El Mostrador. 27 de octubre de 2022). 

Para resolver sus falencias es que propone esta alternativa de la "economía progresista" o "capitalismo progresista", sustentado en "la creencia de que el progreso es posible y que está en nuestras manos realmente construir un sistema económico social que pueda hacernos avanzar y que pueda mejorar nuestro nivel de vida y nuestra justicia social”.

En términos conceptuales, el "capitalismo progresista nace como una gran reforma y sus elementos principales pasan por reescribir las reglas de la economía, escritas por el neoliberalismo".

De este modo “el capitalismo progresista no es un oxímoron”. Ante el neoliberalismo, “es la alternativa más viable y vibrante para una ideología que claramente ha fracasado. Representa la mejor oportunidad de escapar de nuestro malestar económico y político actual”.

Resulta sorprendente –eso sí– que Stiglitz no considere en sus análisis mortuorios a la ‘izquierda radicalizada’ como una cuarta alternativa ante el neoliberalismo cuyo sepelio y entierro se esfuerza por difundir. Ciertamente su singular postura antineoliberalista no lo lleva a abominar del todo del capitalismo, actitud que le permite (todavía) aferrarse fascinado al andamiaje del capitalismo progresista que defiende y omitir a la izquierda radical, no se sabe si por olvido o conveniencia. 

(*) (acrimonia=virulencia)

Jorge Varela
28 de noviembre del 2022

NOTICIAS RELACIONADAS >

Mario Vargas Llosa y su visión del neoliberalismo

Columnas

Mario Vargas Llosa y su visión del neoliberalismo

Después que se diera a conocer la última encíclic...

15 de abril
Opciones socialistas en disputa

Columnas

Opciones socialistas en disputa

Pensar el socialismo frente a lo que podría ser su recambio o a...

08 de abril
El espectro político chileno

Columnas

El espectro político chileno

El espectro político chileno de izquierda a derecha o de derech...

01 de abril

COMENTARIOS