Carlos Adrianzén

La fatal inocencia de la gente

Sobre el retiro del 25% de los fondos personales las AFP

La fatal inocencia de la gente
Carlos Adrianzén
30 de marzo del 2020


Soy consciente de que, acá y en cualquier otro lado, la gente elige combinando lo que quiere creer y su propia conveniencia. Que está dispuesto a sacrificar su propio bienestar y el de su familia comprando las ideas de algún viejito vacío y simpaticón, como Mujica en Uruguay, o de un exmilitar, torpe y vociferante, como Urresti en el Perú. Sabemos que vamos a perder al final, pero votamos por lo que queremos. Pateamos el plato del que comemos.

El problema con nosotros y nuestra predilección por esos personajes resulta la usual calidad técnica de sus propuestas. Estos ofrecen darnos ya lo que queremos, sin reflexionar cuán dañino puede resultar lo que les pedimos (y por lo que los hemos elegido). A eso, un brillante economista norteamericano de estos tiempos, Brian Kaplan, lo etiqueta como la irracional predictibilidad de los electores.

Haciendo gala de demagogia y pobrísimo bagaje técnico, una de las nano bancadas de estos tiempos, (Podemos Perú, que apenas contó en la última elección congresal con el 5% del caudal electoral total de los posibles electores), ha planteado que cada quien retire el 25% de sus fondos en el Sistema Previsional privado (las AFP). ¿Cuáles son los efectos previsibles de la propuesta en estos inciertos tiempos del coronavirus?

  1. Primero lo básico. Sabemos que, con cifras al mes pasado, el total de los ahorros previsionales en las AFP dan un total de S/ 171,131 millones (aproximadamente el 22% del PBI). Macroeconómicamente hablando, un nivel de ahorro financiero previsional nunca antes visto en la historia del país, y un colchón enorme para cualquier recuperación posterior. Su saqueo podría producir un descalce de proporciones e intervalos largos. En español sencillo, su uso apresurado afectaría previsiblemente los índices de solvencia bancaria y destruiría cientos de miles de puestos de trabajo en poco tiempo.
  2. En términos microeconómicos, los US$ 50,571 millones, ahorrados asimétricamente por cerca de 7.5 millones de afiliados, implican un fondo promedio de US$ 6,747 por afiliado. Existen desde cuentas individuales con saldos pequeños (de la mayoría con ingresos de subsistencia) hasta cuentas con ahorros capaces de comprar un paquete previsional decoroso (de la minoría con capacidad de ahorro formal). Esto no es responsabilidad del esquema privado ni de su regulación, sino de las características del mercado de trabajo local, heredadas de gobiernos que fueron incapaces de atraer inversiones y educar productivamente a nuestro pueblo 
  3. Inmigrantes afuera, hoy tenemos aproximadamente una fuerza laboral de 19 millones, posiblemente algo más de ocho millones en alguna planilla y cerca de un millón con ahorros capaces de comprar una pensión apropiada. La propuesta de que los 7.5 millones de trabajadores con ahorros previsionales puedan retirar el 25% de sus ahorros implica un inoportuno y contraproducente cambio de reglas. Implicaría un robo. Al vender al mejor postor unos S/ 42,783 millones de un día para otro, el mercado se derrumbaría. Sucedería algo muy turbio y sospechoso. Gracias a la iniciativa del vociferante ex militar (y a la desesperación de la gente en medio de la imposición de salud pública) alguien podría terminar vendiendo a un precio cercano a cero y otro compraría a un precio cercano a cero. Muchos de los que esperan recibir el 25% de su saldo podrían recibir solo migajas de su saldo. Ceteris paribus, el resto que persistiría ahorrando sufriría un drástico recorte de sus fondos personales, retire o no el 25%.
  4. Pero el problema aquí no implica solamente robarle a los 7.5 millones de peruanos con ahorros significativos en las AFP. Me preocupa el efecto recesivo asociado a la contracción de los ahorros previsionales sobre el resto de la economía. El hecho de que lo verosímilmente retirado (S/ 42,783 millones), en su mayoría se ahorre; erg,o se genere una súbita y drástica contracción de la demanda efectiva, la producción y el empleo formal (e informal). Y consecuentemente, una explosión de la incidencia de pobreza, la salida de millones de la clase media hacia la pobreza, la elevación retroalimentada del estrés patrimonial en el sistema y el deterioro de la seguridad ciudadana a niveles difíciles de anticipar.

Es verosímil que la gente de Podemos Perú y otras agrupaciones novísimas hayan ponderado lo popular –léase demagógico– de la propuesta de “regalarle” a la gente su propia plata, sus ahorros para la vejez. Cómodamente se burlarían de la fatal ignorancia y desesperación de la gente. Pero, congresistas, noten que esto sería algo temporal, aquí los responsables –léase culpables– finales serian ustedes. 

Imagínense, comandante Urresti y aliados, cuando alguien que esperaba recibir diez mil soles, al final –por malbaratar instrumentos– reciba digamos, solo mil. Ustedes, para ellos, serían los responsables de este latrocinio. Imagínense cómo, y en toda justicia, un fiscal también vociferante mañana investigaría si en Podemos Perú existió una agrupación delictiva que benefició adrede a los que comprarán baratísimo los instrumentos que respaldan los ahorros de los trabajadores hoy. 

Son los 130 congresistas –elegidos por solo 2/5 de los potenciales votantes– los que deben, en primer lugar, descartar esta iniciativa irresponsable y demagógica. Pero ellos no son los únicos. Mayor responsabilidad tiene la prensa y la burocracia educada técnicamente. Tanto la Superintendente de Banca, Seguros y Administradoras de Fondos Previsionales, el íntegro del directorio del Banco Central de Reserva, el presidente del Consejo de Ministros y la actual ministra de Economía y Finanzas son hoy responsables de oponerse por todos los medios y aconsejar al presidente observar esta barbaridad.

A quienes simpatizan con la medida –por desesperación que respeto– les recuerdo que tomar ese 25% hoy equivale a salir a incumplir al aislamiento social y desgraciarle la vida, no solamente a ustedes y sus familias, sino a la de las de millones que no tienen ahorros previsionales y sufrirán dolorosamente el descalce del sistema.

Carlos Adrianzén
30 de marzo del 2020

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