Juan Sheput

La cuarentena “chicha”

Con gente de todos los niveles sociales y económicos en las calles

La cuarentena “chicha”
Juan Sheput
11 de junio del 2020


Sea en el malecón, en el Pentagonito o en cualquier parque de la ciudad, ver a un corredor o ciclista aficionado con la mascarilla en el mentón y con la boca y nariz totalmente descubiertas es tal vez el mejor símbolo de lo que viene atravesando el país. Un conjunto de medidas de espaldas a la realidad, incumplidas por la comunidad no porque desee, sino porque son imposibles de llevarse a cabo. Si las políticas públicas fracasan, una tras otra, no es por culpa de la gente, como pretende imponer en el imaginario local el Gobierno. El fracaso es consecuencia de planteamientos poco funcionales, irrealizables, de repente diseñados para otras realidades y calcados de manera irresponsable, pero no a la medida de lo que requiere el Perú.

La pandemia ha dejado al descubierto en el país otro tipo de falencias. Una de ellas, la académica. Esta se ha tornado en un acompañante silente del fracaso gubernamental, sin aportar nada sustantivo al ciclo de las políticas públicas. No intervienen en el diseño, ni en la implementación y menos en el seguimiento, que serviría como corrector. Algo anecdótico aquí es denominar como Grupo Prospectiva a un conjunto de técnicos, en el Ministerio de Salud, que desarrollan un comportamiento absolutamente táctico y coyuntural, que no tiene que ver nada con el carácter estratégico de la prospectiva, y más bien la deslucen con su comportamiento pintoresco.

Esto también refleja la orfandad del Gobierno, que piensa en amplias convocatorias, no en el momento que corresponde (en las partes iniciales del proceso), sino cuando el desorden y el caos está instalado. La ausencia de liderazgo es notoria. Se siente al país abandonado a su suerte. Sin cifras creíbles, con medidas contradictorias, no llama la atención que nos identifiquen como uno de los países con peor gestión de la pandemia. Quiero dejar en claro que esta crítica es a los niveles gubernamentales que, con sus pésimas decisiones, entorpecen o no ayudan al éxito de la gestión sacrificada y entregada de miles de miembros del personal sanitario y de las fuerzas policiales y militares, quienes hacen realmente una labor heroica.

Así se ha llegado a esta suerte de cuarentena “chicha”, con gente en las calles, de todos los niveles sociales y económicos. En cierta medida es comprensible, nadie resiste más de cien días encerrado en su casa. El desastre económico y educativo es indudable, y la falta de capacidad de convocatoria del presidente es evidente. Todo ello en medio de destapes de corrupción que tan solo son un indicador de todo lo que puede estar pasando en el Gobierno por la falta de control. Lo mejor sería sincerar la situación, cuanto antes. Pero el Gobierno que más critica la informalidad insiste en desenvolverse con medidas informales.

Juan Sheput
11 de junio del 2020

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