Heriberto Bustos
Inmovilizados por el dogmatismo
Se necesita un pacto nacional para salir de la crisis política

Tras las apariencias del divorcio circense entre Pedro y Vladimir, así como distractores de malestar emocional con quien ejerce el cargo de presidente del Consejo de Ministros y en el marco de las acciones realizadas durante los 100 primeros días de gobierno, surgieron algunas frases pronunciadas con enredo por el primero como: “Yo tengo una línea clara impuesta por el pueblo, estamos realizando cambios estructurales en el Estado para que este llegue a los que menos tienen. A mí nadie me va a poner la agenda, yo no tengo jefes, mi único jefe es el pueblo, por ustedes estoy acá” y para no desentonar en la línea de toma y daca, su mentor recordándole la canción “Olvidarte nunca” de Los Golpes: Y si alguna vez, al pasar el tiempo/ en algún recodo de tu sola vida/ tú te propusieras regresar conmigo/ tenlo por seguro, que si me lo pides/ volveré atrás, hacia lo perdido/, le enviaría mensajes públicos por Twitter señalando: “Ahora comprenderá el presidente Castillo por qué quisimos salvarlo del gabinete caviar, porque son una plaga si le das chance. Apunte sin temor a un tercer gabinete consensuado entre el Ejecutivo, el partido y la bancada, no hay elementos más legítimos, aún está a tiempo”.
En ese contexto, cautivados y sin mirarse a los ojos parecieran asentir mentalmente con sonrisas distantes la inocentada que nos vienen haciendo al dañar instituciones, manosear la administración estatal (ubicando como responsables de ministerios a personas poco calificada), controlar el accionar de las propias fuerzas armadas, avanzando en su intento de desmontar la democracia construida por años, so pretexto de que todos debemos ser iguales y gozar de la riqueza del Estado, culpando hipócritamente con el aval caviar a la derecha de la incompetencia gubernamental al afirmar: “Impresionante obsesión derechista para tumbar al gabinete y vacar al presidente no hay tregua. También tenemos un gobierno indeciso de frenarlos como debe ser, el poder popular que no se usa se pierde, llegará el momento de interrogarnos ¿armamos la calle o nos vamos a la calle?”.
Entre tanto en la otra orilla, las organizaciones políticas o grupos distantes y discrepantes del actual gobierno, son conscientes que su labor en estas circunstancias es el de fortalecer democracia, dando sentido y reorientando el accionar de las instituciones básicas que sustentan el funcionamiento del país; asumen también que son momentos de realizar modificaciones autocríticas en el funcionamiento de los partidos políticos, convocando e ideologizando a la juventud para que entienda que el estar comprometido con la democracia implica reafirmación de la libertad y rechazo a dictaduras y totalitarismos, pues ellos nunca permitieron ni posibilitaron el progreso del país.
Las actuales circunstancias políticas, económicas y sociales: exige la suma de esfuerzos por lograr consensos a fin de evitar que el país siga transitando el sendero del atraso; reclama romper con viejas ataduras y falsos sustentos ideológicos que sostienen la división del país entre derechas e izquierdas; demanda la construcción de un Pacto nacional que ponga por delante los intereses colectivos, visionando un futuro donde los peruanos tengamos las mismas oportunidades para el desarrollo individual y colectivo. Hoy, la coyuntura nos emplaza a superar el dogmatismo que, al constituir la médula de la formación ideológica, encadena nuestro pensamiento, sentimiento y acción a pasados oprobiosos, inmovilizándonos para ejercitar autónoma y responsablemente la ciudadanía.
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