Martín Taype
Expuestos a los fenómenos naturales
Gobierno Central y ciudadanía deben tomar conciencia de los riesgos que existen

Encontrándonos en un entorno incierto y cambiante en el ámbito económico y geopolítico, golpeados además por la pandemia del Covid-19, que tiende a agudizarse con la masiva propagación de la variante Omicron, las naciones deben adaptarse a los cambios en materias de prevención de los fenómenos naturales, dado que estos afectan no solo la vida sino también la economía de un país. Para analizar este tema veamos el caso peruano.
Un total de 2.05 millones de personas que viven en 28,511 centros poblados distribuidos en 21 departamentos estarían en riesgo muy alto ante la ocurrencia de deslizamientos, flujos de detritos o huaicos, entre otros tipos de movimientos en masa e inundaciones ante el exceso de lluvias previstas para el verano 2022. Dicha proyección fue revelada por el Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred) en su estudio “Escenarios de riesgos por superávit de lluvias para el verano 2022″, y publicada por el Diario Gestión en su página web el pasado 7 de noviembre.
De acuerdo a dicha publicación, las regiones con mayor cantidad de población expuesta a riesgo muy alto son Cusco (386,450), seguido de Áncash (233,505), Puno (223,706) y Huánuco (210,488), que representan en conjunto el 51% del total. Las regiones con mayor cantidad de personas expuestas a riesgo muy alto son: Loreto (747), Cusco (604), Ucayali (410) y Puno (376).
Los fenómenos naturales no se pueden predecir, en cuanto a su fecha exacta de ocurrencia como en cuanto a su intensidad. Lo que se puede realizar son proyecciones de tendencias en base a datos estadísticos y a estudios científicos utilizando los más modernos elementos de medición.
Debido a nuestra condición geográfica, somos vulnerables frente a los fenómenos naturales; por un lado, tenemos a fenómenos tipo meteorológico, como lluvias y por el otro de tipo geológico como sismos (estos dos fenómenos no tienen relación directa en cuanto a su ocurrencia), no podemos olvidar que estamos en una zona de alta actividad sismológica. El reciente sismo de magnitud 7.5 grados en la región de Amazonas el pasado 28 de noviembre, nos lo recordó.
Sobre el particular debo indicar que el eje básico de minimización de daños por causas de fenómenos naturales se basa en tres elementos. El primero es la infraestructura que se construye. Debe haberse edificado con materiales técnicamente adecuados, en las zonas adecuadas y contando con los mecanismos de seguridad correspondientes. El segundo es que la población debe estar debidamente capacitada para afrontar cualquier fenómeno natural. Y el tercer elemento es que el gobierno debe contar con un sistema de mitigación de desastres eficiente y eficaz, debidamente equipado y con el recurso humano y logístico adecuado, de forma tal que se cuente con una capacidad de respuesta rápida y adecuada, sobre este tema debo resaltar el sacrificado y valioso trabajo de nuestras Fuerzas Armadas, Policía Nacional y Cuerpo General de Bomberos, quienes pese a las limitaciones mencionadas brindan el apoyo correspondiente.
Lamentablemente, el Perú tiene limitaciones en el eje básico de minimización de daños, a pesar de que, como todos sabemos, somos vulnerables a los fenómenos naturales todos los años, situación que se va a agudizar en los próximos años debido al cambio climático. Por eso, ante las estimaciones de exceso de lluvias para el verano del 2022 que pueden provocar inundaciones, caída de huaycos y deslizamientos causando serios daños en la infraestructura y lamentables pérdidas de vidas, el gobierno de turno debe ser proactivo.
Por ello el Gobierno Central y la ciudadanía en general tienen que tomar conciencia de los riesgos que existen ante los fenómenos naturales. Y se deben tomar al más breve plazo las medidas correctivas, especialmente en la dotación de medios logísticos a nuestras Fuerzas Armadas, Policía Nacional y Cuerpo General de Bomberos, y la reubicación de las personas que habitan en zonas vulnerables, entre otros. Los daños causan, además de la pérdida de vidas, la destrucción de infraestructura como viviendas, vías de comunicación ferroviaria y vehicular, entre otros. Esto puede redundar lamentablemente de manera negativa en las previsiones de crecimiento económico del Perú, así como otras variables económicas como la inflación, situación agudizada por la actual pandemia del Covid-19.
COMENTARIOS