Raúl Mendoza Cánepa
Es rico si quieres
¿El placer se enseña en el aula?

“Cuando la mayoría del Congreso decide darle la presidencia de la Comisión de Educación a una representante de una mirada religiosa que considera que la educación con enfoque de género es Sodoma y Gomorra, tenemos dos opciones: o lo tomamos en serio o nos hacemos los locos y no pasa nada” ¿Quién lo dijo? ¿Mi tía liberal? ¿El patita ateo de la esquina? No. Lo dijo Salvador del Solar, Presidente del Consejo de Ministros. O sea, justo quien no debe decirlo porque “quién manda en cada comisión” le atañe al Congreso o a él menos que a mí. ¿Y la independencia de poderes? Que Tamar Arimborgo sea nombrada presidenta de la Comisión de Educación debería picarle las orejas menos que el “Tía María no va”.
Si Arimborgo no cree que el placer es rico y que la cosa es echarle a la sábana solo para reproducir o que Sodoma tiene mucho de la Lima de Perricholi es una convicción particular, la suya. Tan convicción como la de cualquier ministro de Educación que le sugiera a mis hijos lo que le venga al copete sobre su sexualidad o que los adiestre en destrozar el castellano o que le venga al forro que XX no sea XY (porque “los cromosomas son un mito como la Atlántida”).
Ya bastante han hecho con declarar que la familia no cuenta en el aula, que el Estado educa por sobre mi coronilla, que mi hogar es “democrático” porque mi sala es local de votación y que mi autoridad vale un ladrido de perro. “La casa para la teta y el biberón”. Ya nos quitaron el derecho de participar en el diseño de la educación de los hijos, ¿qué falta?, ¿qué el terraplanismo gane la partida sin apelación en cuarto de primaria? Una educación sin padres se presta a todo. Si gana el socialismo, acostúmbrate a la idea del adoctrinamiento (que para eso sirven las escuelas) como el de ese librito que rezaba a Velasco como a un santón. ¿Y ahora? ¿Les van a decir que todos los peruanos somos violadores?
“En un país plagado de violadores…” dice, en efecto, una columnista que no sabría medir cuántas niñas son abortadas al año o maltratadas en su propia casa, al margen del género de su perpetrador (porque aquí sí no vale el lenguaje inclusivo). Señala luego que el placer es rico y que cada mujer tiene el derecho de decidir si se reproduce y con quién. Bien, obvio ¿y quién dice que no? Claro que “hacerlo” es rico para ambos, pero no hace falta la currícula para que los niños descubran naturalmente su deseo y lo que son desde su propia intimidad ¿O el placer se enseña en el aula? ¿O los van a testear para fabricarles etiquetas y roles? ¿O sabe más el profesor sobre el deseo que el niño sobre sus propios instintos? ¿Le van a decir a los machitos que son depredadores y que si la ley dice que los hombres son caballos es porque lo son? ¿Y la primacía de la realidad? Ni el odio construye ni la doctrina educa. Y si no te has percatado, es tan de talibanes el cuento del sexo sin orgasmo (de a deux) como lo es el de que machos y hembras son constructos equipados con pene y vagina por azar. Y ahora ya puedes cerrar tu libro y mandar la ciencia al carajo.
Por cierto, tampoco seamos ingenuos, no hay que ser fujimorista ni antifujimorista para saber que poner a Arimborgo en Educación, como que les iba un poquito mal, ¿no? La política no es política si tú mismo te sirves en bandeja.
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