Jorge Varela

El proceso socialista-marxista-allendista

De la estatización al totalitarismo

El proceso socialista-marxista-allendista
Jorge Varela
28 de agosto del 2023


Durante el periodo 1970-1973 Chile ingresó en un período de franca estatización de conformidad a la dirección política que impulsara el gobierno de la Unidad Popular presidido por Salvador Allende. En el mensaje adjunto al proyecto de creación de tres áreas económicas se señaló que el área social era la más importante y debía constituirse en el motor fundamental de la economía chilena(*).

La configuración de esta área social, -o mejor dicho ‘estatal’-, tenía por objeto el control absoluto y total del aparato económico, cuyo propósito era establecer una sociedad socialista-estatista. De este modo en la esfera económica comenzaban a advertirse claros signos de estatificación.

La idea perversa consistía en imponer desde arriba un nuevo tipo de sociedad en que el Estado sustituyera a los capitalistas privados; en que los trabajadores dependieran de un gran y único patrón; y en que los nuevos amos conformaran un reducido y privilegiado grupo de burócratas pertenecientes a los movimientos y partidos oficialistas dominantes. (ver Informe de Renán Fuentealba al Consejo Nacional Ampliado del Partido Demócrata Cristiano, 18 de marzo de 1972, Cartagena, revista “Política y Espíritu” Nº 331, pág. 69) 

Era lo que acontecía en el campo económico. Pero no se trataba sólo de demoler al capitalismo, derribando sus núcleos; además era necesario derrumbar a la democracia, disparando contra las instituciones en que se sostenía. El socialismo estatista y centralizado que se estaba construyendo, debía ser uno de índole antidemocrático, totalitario y  autoritario. 

Fidel Castro y la fase definitoria          

Varios hechos confluyeron en el proceso descrito. La ‘visita’ invasora de Fidel Castro, el proyecto sobre Cámara Única y la conducta de Allende, de su gobierno y de los principales partidos de la Unidad Popular indicaron a finales de 1971, que se había iniciado una fase definitoria orientada a echar abajo el sistema político-democrático. 

En medio de este cuadro arribó Fidel. ¿Qué sentido tuvo esta larga incursión en territorio chileno? Como se sabe, su viaje fue postergado varías veces por los comunistas para no perjudicar la política exterior de Allende y no dañar su gira a Perú, Ecuador y Colombia y su encuentro con el general Alejandro Agustín Lanusse de Argentina.

Mientras el comandante cubano permaneció en Chile no actuó según la estudiada táctica temporal del Partido Comunista, ni atacó a los extremistas de ultra izquierda; es más, coincidiendo con éstos sostuvo que en Chile no había revolución. Las referencias que hizo al sectarismo estuvieron dirigidas a toda la izquierda en general, no a grupos específicos de ella.  

Mediante su oratoria ampulosa y majadera, Fidel metió sus barbas y su verba en asuntos de política interna, rechazando el principio comunitario básico de las empresas de trabajadores, en un intento por destruir las tesis demócrata cristianas sobre la materia. 

Castro se comportó como el principal vocero de la Unidad Popular, convirtiéndose en el hombre preciso para iniciar una nueva fase del proceso: el paso del estatismo al totalitarismo. Durante su recorrido por el país, asumió además el rol de distractor comunicacional. Al día siguiente de su llegada el gobierno de Allende envió al Congreso un proyecto de reforma constitucional destinado a crear la perniciosa Cámara Única.

Su presencia sirvió para que el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) afirmara que Fidel y Ernesto Guevara eran los gestores de “la primera y única revolución socialista de América Latina” (periódico. Nº 8).

El proyecto de Cámara Única   

Para acelerar este tránsito del estatismo económico al totalitarismo político, -dos fases de un mismo proceso de construcción socialista-marxista-, la Unidad Popular apresuró su proyecto de reforma constitucional incluyendo entre otros objetivos, el establecimiento de una Cámara Única, antesala de una futura Asamblea Popular; Cámara que como dijera el senador Renán Fuentealba, era una verdadera cámara de gases para asfixiar a la democracia. La instauración de una Cámara Única en ese instante, significaba abrir la vía que conducía al socialismo colectivista, facilitar al gobierno el control del Poder Legislativo y entregarle prácticamente todo el poder. Recuérdese que mediante el proyecto mencionado se pretendió descabezar a la Corte Suprema, lo que determinaba que el Poder Judicial iba quedar inevitablemente supeditado al Ejecutivo, facilitando, de esta manera, la construcción de un Estado Socialista-Marxista de inequívoca naturaleza dictatorial.

No es extraño, entonces, que en el afán de estructurar un Estado totalitario, se haya intentado liquidar la libertad de prensa mediante una vía indirecta: la de estatizar la industria papelera, y simultáneamente, se atemorizara a personeros de la oposición y de aquellos organismos e instituciones que podían convertirse en baluartes y salvaguardias de la democracia, como la Contraloría y la Universidad de Chile.

Para ocultar los fracasos de la política económica, acelerar la estatización, detener la gestión de los trabajadores en las empresas y apresurar el curso de la fase totalitaria, había que encender el fuego de la violencia, atacando los centros y las instituciones en donde se desarrollaba y crecía la democracia.

La disyuntiva: totalitarismo o libertad 

Chile se deslizaba a gran velocidad por una peligrosa pendiente, en donde la alternativa del cambio en libertad comenzaba a alejarse y la posibilidad del enfrentamiento civil se acercaba en la medida que la única y dramática disyuntiva que tenía ante sí el pueblo era: colectivismo totalitario o libertad en democracia. 

¿Por qué se buscó afanosamente el conflicto?: ¿para que nunca más hubiera elecciones libres?, ¿para no entregar el gobierno en 1976?, ¿para instaurar el socialismo totalitario y perpetuarse en el poder?  ¿Qué es lo que pretendió la Unidad Popular? Sin duda, lo último. 

Hoy se ve más claro que nunca, aquello que el ex presidente Eduardo Frei Montalva sostuviera en enero de 1971: “Las medidas económicas que están aplicando se apartan de toda ortodoxia económica. Existen políticas para sanear y desarrollar la economía que se recetan tanto en un sistema capitalista como en uno socialista. Lo que están haciendo en Chile, no tiene parangón; o son ignorantes o quieren y persiguen, consciente y deliberadamente, el fracaso económico que conduce al caos”. Lo único que se observa, decía a principios de 1971, es una acción destinada a controlar centros de poder económico, preferentemente aquellos que posibilitan un posterior control político. 

Si uno mira hacia atrás, lo acontecido fue, ni más ni menos. lo que Eduardo Freí visionariamente afirmara con lucidez. 

* Jorge Varela. “El proceso socialista-marxista: un salto en el vacío”. Junio de 1972, Santiago de Chile.

Jorge Varela
28 de agosto del 2023

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