Tino Santander

El Partido Alanista

García y las divisiones al interior del Apra

El Partido Alanista
Tino Santander
24 de julio del 2018

 

El Apra fue antaño el gran partido popular del Perú, pero se ha transformado en estos tiempos en el partido de Alan García. Hoy Alan García dirige al Apra como Keiko Fujimori dirige a Fuerza Popular: con abuso de su autoridad personal e imponiendo su criterio sobre cualquier voz contestataria o disidente.

Lo mismo hacen Ollanta Humala en el Partido Nacionalista, César Acuña en Alianza para el Progreso, Marco Arana en el Frente Amplio, Luis Castañeda en Solidaridad. La lista puede extenderse; y lo que ocurre con estos dirigentes en el nivel nacional, ocurre también en las regiones y a nivel local, donde reinan pequeños jefes políticos que ejercen su autoridad hasta con violencia y amenazas criminales. Así nuestra vida política se ha llenado de caudillos y caciques incompetentes.

Pero el caso de Alan García es diferente y patético. Por causa de su imagen —tan cuestionada que el 80% de los encuestados la desaprueba—, miles de militantes y seguidores del Apra se alejan o apartan ahora del partido, pues no aceptan a García con su terca actitud de mandamás. En efecto, muchos apristas lo repudian y dicen que el comportamiento mandón y erróneo de García condujo al aprismo histórico a una derrota electoral desastrosa en la que él, como candidato presidencial, solo obtuvo el 5.8% de los votos.

Sin embargo, esos apristas afirman que García, a pesar de su fracaso, no quiere renunciar y abrir el camino a otros dirigentes. Por el contrario, sigue dando órdenes y directivas como si fuera el nuevo jefe del Apra; aunque ha reconocido que “mi estrella ya se apagó” y declara que no será otra vez candidato presidencial, nadie le cree.

Los alanistas también están convencidos de que su candidato va a captar, en una futura elección, los votos fujimoristas y que “con esta avalancha la victoria está asegurada, pues él sabe y puede representar esos electores”, dicen. Agregan que “los ataques permanentes en contra de Alan lo favorecen, le hacen campaña y aseguran su victoria”.

Desde otro sector del Apra sus militantes niegan a los seguidores de Alan García y afirman que “el Apra vuelve a nacer desde el espíritu y la necesidad de los más pobres”. Critican al “alanismo soberbio que no reconoce errores” y acusan que “García se ha fundido con los sectores más retrógrados de la derecha y ya no representa las ideas revolucionarias de Haya de la Torre ni de los fundadores, ni el sacrificio de nuestros luchadores que dieron sus vidas para servir al pueblo”.

Disienten y se consideran apristas históricos frente al alanismo oportunista. “Como apristas —dicen—, comprendemos que el mundo cambia; pero no hacia la derecha, sino hacia la libertad y la justicia social”. Quieren iniciar un camino diferente al de los alanistas “junto a los más pobres y lejos de la política corrupta, aunque nos lleve años lograr que nuestro partido renazca”. Son jóvenes y están convencidos de que “esa hubiera sido la opción de los mártires apristas si volvieran a vivir”.

Son dos visiones contrapuestas y antagónicas. El alanismo que conduce al Apra a su desaparición y la corriente histórica que quiere reconciliarse con el pueblo y forjar el nuevo aprismo del siglo XXI.

 

Tino Santander
24 de julio del 2018

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