Manuel Gago

El impopular Senado

Movimientos regionales dominan el interior

El impopular Senado
Manuel Gago
14 de junio del 2023


En 1990, en la última elección de senadores, predominaban los partidos nacionales. Con Ricardo Belmont, alcalde de Lima Metropolitana, surgen los
outsiders. Alberto Fujimori fue la respuesta a la denominada clase política tradicional. Y cuarenta años después, se multiplica el interés de cualquier hijo de vecino por alcanzar puestos públicos de relevancia. 

Hoy, los movimientos regionales dominan –con intereses subalternos– el interior del país. Socialismo y rapacería en su hoja de ruta. No obstante, la duda surge: Por ser la elección de senadores de ámbito nacional (distrito único) y no regional, ¿serán incluidos en los comicios estos movimientos? Si fuera así, ¿aparecerán todos ellos en la boleta única de sufragio? Y si no fuera así, ¿qué clase de elección democrática sería? De aprobarse la bicameralidad, la reglamentación enfrentará ese interés provinciano porque los partidos nacionales no tienen vida propia en provincias. 

Existe también la posibilidad de que los dos tercios del electorado nacional no voten por senadores provenientes del tercio limeño. Es decir, que una mayoría provinciana domine la cámara alta, a pesar de su impopularidad. Para las mayorías, eso duplicará el mal desempeño, la práctica ladrona de los “mocha sueldos” y los viajes inútiles al exterior. 

Si Ollanta Humala, Pedro Castillo y Dina Boluarte alcanzaron la primera magistratura nacional, ¿qué garantiza que otros, con el mismo talante, no sean elegidos senadores? No hay avances en lo que respecta a la calidad de nuestros políticos. 

Preguntamos: ¿Qué cambió significativamente en Perú en las últimas décadas? La respuesta es que hemos pasado de los “tiros de gracia” a escondidas a la insurgencia transmitida por televisión, de los juicios populares a los asesinatos durante manifestaciones, de los comunicados que “reivindicaban” los atentados terroristas a la apología descarada del terrorismo (el “no me terruquees” inventado para neutralizar la poca memoria existente), de células maoístas actuando por estancos a dirigencias extremistas coordinando públicamente, de las epístolas del apóstol Pablo a las directivas del Movadef, de la hegemonía socialista rusa a la internacional comunista del Foro de Sao Paulo y Grupo de Puebla, del antiimperialismo de Haya de la Torre a los partidos políticos sin ideario, encubridores y que no se hacen cargo de los dichos y hechos de su militancia.

La lucha de clases cruzó el umbral; se hizo racial y étnica, pretende enfrentar a limeñitos y cholitos. Hemos pasado del respeto irrestricto a los símbolos patrios a banderas distintas, con intenciones separatistas, de la unidad a los “anti” (enemigos irreductibles), de la conciencia ciudadana a la indiferencia casi generalizada (ahora somos veletas deambulando sin brújula, sin norte, confundidos y hasta apañadores del mal), de la ponderación a “plata como cancha” y títulos universitarios bamba, del empeño por hacer el bien a ruidosas exhibiciones de pachangas y comilonas. 

Por la irresponsabilidad de ciertos medios estamos como estamos. Se regocijaron contra el fujimorismo y aprismo, y el plan salió a pedir de boca. Por eso hay cancha libre para los totalitaristas izquierdistas, que ahora nos respiran en la nuca; camino despejado contra las libertades, la familia, la inversión privada y el mercado libre. Si pues, la mediocridad rampante se corona y contagia. Un país colmado de desordenados, sucios y mentirosos: eso somos, y sin disimulos. 

El sistema democrático empeora, ya no sirve a los intereses de la población. Y la permisividad ha sido coronada en Perú. “Niños” y “mocha sueldos” también se multiplican, sobreviven y se mimetizan. ¿Ya olvidamos que esto ocurrió antes? Una suspensión de unos cuántos días, como castigo, no detiene a estos sujetos. 

Además, seguiremos en el hoyo mientras el Movadef continúe agudizando las contradicciones sociales, creando conflictos, manifestaciones públicas y climas de violencia extremos. Y mientras la progresía continúe como dueña de la cultura popular, interiorizada en las entrañas de los ciudadanos. Y si la pobreza se extiende habrá una masa dispuesta a perderlo todo, porque nada tiene.

Manuel Gago
14 de junio del 2023

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