Alexis Gonzalez Tello
El consumo privado, clave de la economía
Su mayor enemigo es la inflación
En anterior artículo mencionamos que toda economía tiene cuatro motores: el consumo privado, el gasto público, la inversión privada y las exportaciones. En ese orden, nos abocaremos a explicar la importancia del consumo privado para la economía que representa el componente más importante del producto bruto interno (PBI), alrededor del 65%.
En el sistema capitalista actual, uno de los factores más importantes de la economía es el consumo privado; es decir, las compras y gastos que realizan diariamente las familias, las personas y las empresas. Un aspecto a tener en cuenta para saber cómo se desempeñará el consumo privado es la inversión privada. Si se contrae, se traducirá en menor generación de empleos y, por tanto, en menor consumo por parte de las familias.
Luego de la crisis del covid nuestra economía creció 2,7 % en el 2022, gracias justamente al dinamismo del consumo privado, el cual estuvo estimulado por las transferencias monetarias del Gobierno central y los retiros extraordinarios del sistema privado de pensiones. Vemos así como el consumo privado resulta fundamental para el crecimiento de la economía. Según las cifras del BCRP, la contracción de la actividad económica en el primer trimestre de este 2023, después de dos años de pandemia, se debió al menor crecimiento del consumo privado en un contexto de deterioro de la confianza empresarial como resultado de las violentas protestas sociales de inicios de año.
Este desempeño se debió básicamente a la contracción de la inversión privada que, junto a los índices de inflación, la ausencia de nuevos megaproyectos mineros y la caída de la inversión pública, afectaron al consumo, que registró su menor nivel de crecimiento desde la pandemia. Otros factores que frenaron su avance fueron la inflación, que afectó el poder adquisitivo de las personas, y las mayores tasas de interés, que influyen en el menor ritmo de crecimiento de los créditos de consumo.
Pese a las cifras del consumo, poco alentadoras, los fundamentos macroeconómicos continúan sólidos. La deuda pública como porcentaje del PBI es baja, las reservas internacionales son considerables y el banco central sigue siendo confiable.
No perdamos de vista que uno de los principales desafíos para nuestra economía sigue siendo la informalidad y la poca productividad que este tipo de empleo genera. Sus altos costos sociales se traducen en evasión de impuestos, incumplimiento de las empresas de las normas de seguridad y de protección del medioambiente y cierto irrespeto a los derechos de propiedad. Otros costos son la menor recaudación, que sustrae recursos para el fisco que podrían ser destinados a gastos en seguridad, educación, salud e infraestructura de calidad. Superar estos desafíos es fundamental para impulsar el crecimiento a largo plazo y esenciales para reducir la pobreza y la desigualdad, que lamentablemente se han incrementado después de la pandemia.
El crecimiento económico sostenido, con equidad e inclusión social, es un ideal pero también la condición indispensable para crear empleo, enfrentar la pobreza extrema y superar la desigualdad. Necesitamos mejorar el clima de inversión, estimular el consumo privado, a través del aumento de los ingresos y dar más confianza.
Después de destacar la importancia del consumo privado nos preguntamos cómo gastar de manera más inteligente y eficiente los recursos del Estado para fomentar el crecimiento económico. El tema de la sostenibilidad del gasto público lo desarrollaremos en un próximo artículo.
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