Juan Antonio Bazan
El artículo de opinión política
La forma más tradicional del análisis político de coyuntura
El artículo de opinión es un género legítimo del análisis político académico. El artículo logra tal validez académica cuando su lenguaje es de primer y segundo orden, cuando su lenguaje es doxa y episteme. Defino este género escritural con la siguiente metáfora conceptual: el artículo de opinión política es como una carreta cargada con la clave teórica y el objeto de estudio empírico, y jalada por los caballos de la lógica y de la figura literaria. La carreta y los caballos, juntos y en movimiento, construyen el artículo: juntos, hacen el enfoque; y en movimiento, hacen la operacionalización de los conceptos.
Debo dirigir ciertas conjeturas y refutaciones a la academia politológica. Primero, si bien el libro, el ensayo y el artículo académicos crean teoría política general; también el artículo de opinión política crea cierta teoría política previa. Segundo, si bien el artículo de opinión implica ser valorativo, y hasta propagandístico; también los libros y los artículos académicos toman posición política, pues la ciencia política es normativa por definición. Tercero, si bien los libros y los artículos académicos trabajan con estrategias y técnicas de la investigación científica cualitativa o cuantitativa y, por ejemplo, pueden operacionalizar variables; también los artículos de opinión política pueden recurrir a la lógica de la definición y de la clasificación, y pueden operacionalizar conceptos.
La gran diferencia de lenguaje, en el tratamiento de los conceptos, y hasta en la cantidad de palabras que se emplean, no es en sí mismo argumento, sino más bien fetiche para legitimar el artículo académico y deslegitimar el artículo de opinión política. Pensemos en analogía con los géneros de la literatura: la gran novela no tiene mayor legitimidad que el cuento, ni el cuento tiene mayor legitimidad que el micro relato. A propósito, el artículo se hace más interesante porque ha tomado ciertas técnicas narrativas, sobre todo del cuento. La economía de lenguaje del artículo es una técnica, una virtud. Se podría decir que, de alguna forma, el artículo es al ensayo, lo que el cuento a la novela. En el análisis político, como en la literatura, cada género tiene su valor. En política todo es lenguaje, y el lenguaje no se pesa.
El artículo de opinión tiene su tradición propia, y los articulistas tienen su lugar propio, en el análisis político sobre todo de coyuntura y hasta en el pensamiento político. En parte, porque el lenguaje fragmentado tiene un lugar importante en la filosofía y en los demás saberes ideográficos, como cierta ciencia política. Intentemos una genealogía de la lógica fundante de la ciencia política: Aristóteles escribió su Órganon en ocho libros, pero Ludwig Wittgenstein escribió su Tractatus logico-philosophicus en aforismos. Qué duda cabe: ambos son determinantes para la cientificidad de la ciencia política. Es así: Giovanni Sartori, y otros lógicos post behavioristas, enseñan a pensar a los politólogos y analistas políticos, pero devienen en pies de página de Wittgenstein, un coloso fragmentario. Por la escritura corta, la ciencia política también puede enriquecer su canon: Friedrich Nietzsche, y hasta Emil Cioran.
El articulismo de opinión política, y hasta el periodismo narrativo, son las formas más tradicionales, y hasta las más legitimadas, del análisis político de coyuntura. Algo más: ocurre que, normalmente, los analistas políticos de coyuntura, convertidos en articulistas, no son politólogos. Por lo que, los politólogos comparten el género del articulismo de opinión política con otros académicos que, a condición de no ser doxósofos, también tienen un lugar ganado, legítimo, en el campo.
Los politólogos articulistas Francisco Miró Quesada Rada, Sinesio López, Martín Tanaka, Carlos Meléndez, Alberto Vergara, y otros, comparten el campo con articulistas provenientes de otras disciplinas, como César Hildebrandt, Hugo Neira, Nicolás Lynch, Umberto Jara y, el más grande, Mario Vargas Llosa. Tal vez, también puede decirse que, el artículo político académico es para los articulistas erizos, y que el artículo de opinión política es para los articulistas zorros, a condición de saber cargar de teoría la carreta y dirigir los caballos de la lógica y la literatura.
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