Jaime Chincha
Descentralización, viejo guión
Los costos de una regionalización improvisada
Las viejas películas, al pasar de una escena a otra, nos sometían a una larga e interminable disolvencia; un fundido que congelaba a los actores que debían dejar que el guión continúe. Pues eso es lo que está pasando por estos días en el Perú. De la crisis en los gobiernos regionales transitamos al limbo del convulso Mundial futbolístico, de la Megacomisión y de la reelección de Susana Villarán. Por ello, el gobierno debe mantener en agenda no solo los más de 5 mil casos de corrupción regional; es urgente evitar el colapso financiero de los gobiernos regionales. No basta con el anuncio de la SBS regional, más aún cuando quedan menos de cuatro meses para las elecciones. No se trata pues de elegir a los émulos de Álvarez, Viñas o Santos. Aquí está en juego el 70% del presupuesto del país; cantidad que, más por obra que gracia del gobierno toledista, pasó a engrosar las partidas de neonatos pliegos muy ansiosos de poder.
No solo son Toledo y Thais los responsables de haber echado a andar una regionalización tan improvisada, sino toda la clase política que no supo contener el limeñismo culposo con el que se apresuró este proceso. Porque fue la vieja película del centralismo capitalino, acusado por las provincias de darles la espalda desde la colonia, el que se lanzó a repartir la torta como si se tratara de un festín sin control. Así, la orgía cinematográfica de gastos comenzó apenas llegó la plata. ¿O no se acuerdan de las piscinas en poblados sin agua, los fastuosos monumentos a lo absurdo sirviendo de asiento para mendigos? A García también le toca parte de la culpa porque se hizo el desentendido; no quiso encarar la parranda y mandó a sus Ministros a decir: "Ahí tienen su plata, gástenla bien y no nos frieguen más". La contraloría hizo la misma mueca y no estuvo tan atenta a las mafias locales; tanto así que toda esta corruptela debió ser captada por las antenas del señor Fuad Khoury, antes que los ojos del Ministerio Público y los Procuradores.
Hoy nos arrepentimos de esta repartija que está encarcelando a autoridades elegidas por el voto popular. Hace bien el Congreso al plantear cambiarles de nombre y llamarlos Gobernadores Regionales. Toca al gobierno activar una descentralización de recursos y atribuciones, como no se hizo en los “Cetares” de Fujimori: pensar en unas ocho regiones, trasversales si es posible; estableciendo los candados que pongan una valla muy alta a los aspirantes regionales y locales. Tan mal se hizo este proceso, con tanta complicidad, que gente tan delirante como Hernán Fuentes, creyeron gobernar un estado federal y lanzaron propuestas de escisión. La gente eligió lunáticos y delincuentes, es verdad; pero nos toca desde Lima destrabar el nudo que no nos deja escribir el desenlace de este guión, teniendo a las regiones como protagonistas de esta película llamada Perú. “No entreguemos pescado, sino enseñemos a pescar”. Ya sabemos que Toledo nunca supo lo que decía.
Por Jaime Chincha
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