Martín Taype
Colapso en las expectativas empresariales
Según la última Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas

Hace solo unas semanas escribí sobre el derrumbe en las expectativas empresariales. Sin embargo, la situación se ha puesto crítica y ahora esas expectativas están colapsando, lo que me obliga a tocar nuevamente el tema por su relevancia para la economía de nuestro país. Veamos las últimas expectativas empresariales en nuestro país en el mes de julio del 2022.
Según la última Encuesta Mensual de Expectativas Macroeconómicas del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), publicadas el 4 de agosto del presente año, casi todos los indicadores de expectativas en el mes de julio del 2022, con respecto a junio del 2022, han colapsado o se mantienen en terreno pesimista (índice menor a 50).
El índice de la economía a 3 meses se mantiene en 34 puntos, el índice sobre la economía a 12 meses pasó de 41 a 43 puntos, el índice del sector a 3 meses se mantiene en 43 puntos, el índice del sector a 12 meses se mantiene en 49 puntos, el índice de la situación de su empresa a 3 meses pasó de 49 a 46 puntos, el índice de la situación de su empresa a 12 meses pasó de 54 a 53 puntos, el índice de la demanda de sus productos a 3 meses pasó de 51 a 49 puntos, el índice de la demanda de sus productos a 12 meses pasó de 58 a 56 puntos, el índice de contratación de personal a 3 meses pasó de 49 a 47 puntos, el índice de contratación de personal a 12 meses se mantiene en 51 puntos, el índice de inversión de su empresa a 3 meses pasó de 45 a 44 puntos, y el índice de inversión de su empresa a 12 meses pasó de 51 a 50 puntos.
Considero que los resultados de la citada encuesta básicamente se debieron a la incierta evolución de la pandemia del Covid-19 que sigue golpeando al mundo y a nuestro país (donde nos encontramos en la cuarta ola), y a la agudización de elementos del contexto interno, para muchos insostenible, como la inestabilidad política, las denuncias de corrupción difundidas por los medios de prensa, conflictos sociales, la inseguridad ciudadana y las trabas burocráticas.
Asimismo, influyen el contexto económico y geopolítico externo, con recesión en Estados Unidos y la zona euro, con una inflación sin precedentes en décadas en EE.UU. y Reino Unido, y las tensiones militares entre EE.UU y sus aliados de la OTAN, frente a Rusia (por el apoyo que brindan a Ucrania), China (por el apoyo a Taiwán), Irán y Corea del Norte (por el cuestionamiento de sus programas nucleares y de desarrollo de misiles de largo alcance). Esto no hace más que agudizar el riesgo de un conflicto global, dado que las naciones enfrentadas a EE.UU. y la OTAN, son aliadas y tienen alianzas con otras potencias militares.
Estos factores explicarían el colapso en las expectativas empresariales, que ya impactan en varios indicadores de nuestra economía (como la inflación), el comportamiento de los consumidores (cada vez más precavidos en sus gastos) y en el comportamiento de los inversionistas, tanto locales como extranjeros, lo cual puede agudizarse en lo que queda de este año y proyectarse al próximo.
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