Jorge Varela

Boric: lo que va de ayer a hoy

Del extravío triturador al negacionismo

Boric: lo que va de ayer a hoy
Jorge Varela
25 de octubre del 2022


El 18 de octubre chileno fue un triunfo de esa barbarie que se resiste a abandonar la psique de quienes exigen dignidad pero actúan como chacales.
Al cumplirse tres años de aquella asonada violenta que aceleró una distorsión cultural, social y política –de tal magnitud que no hay un único punto de vista para precisar sus causas, ni menos para encauzar una salida racional al desastre– el Presidente Gabriel Boric ha dicho enfáticamente que lo ocurrido el 18 de octubre de 2019, “no fue una revolución anticapitalista y tampoco, como han querido instalar en los últimos días (ciertos sectores políticos), una pura ola de delincuencia” (La Tercera, 19 de octubre de 2022).

¿Cómo interpretar la ferocidad de aquel caos? ¿Qué sentido tuvieron entonces las embestidas contrarias al modelo neoliberal derivado del capitalismo? A juicio de Boric, hace tres años miles de personas se manifestaron expresando un malestar acumulado por largo tiempo, clamando por más justicia, igualdad y el fin de los abusos. No obstante, él conoce perfectamente todo lo que pasó en esos días de violencia, porque estuvo involucrado. Es cuestión de que recuerde el desarrollo de los sucesos y su participación protagónica, junto a la de sus compañeros de revuelta. Hay abundante testimonio gráfico sobre ello y está el registro de sus dichos y hechos. El sabe que se intentó derribar al Gobierno de entonces, utilizando maquiavélicamente la fuerza del magma social que se expresaba en las calles en procura de diversas aspiraciones y objetivos que continúan presentes. 

Hay algo elemental que el presidente Boric debería entender: las actitudes irresponsables no conducen al bienestar social ni a la felicidad. De modo que si su última postura es solo un paso táctico más en el inicio de este camino al revés, habrá que estar atentos. 


El discurso negacionista
 

El ex parlamentario Jorge Schaulsohn ha declarado que este discurso de Boric refleja un problema estructural: “el Presidente vive en un estado total de negacionismo. Hace lo mismo con la violencia en el estallido social: la minimiza, la relativiza. Nunca asume responsabilidad por las cosas que hace o dice. Por ejemplo, (Boric) afirma que en el estallido social nos agredimos mutuamente. Eso no es verdad. Hubo violentistas que salieron a las calles a destruirlo todo y agredir a la población en general. ¿Cuántos saqueos, quemas de iglesias, de edificios patrimoniales, destrucción de pavimento, de locales comerciales? ¿No es eso delincuencia pura? El Presidente fue un protagonista del estallido, no un observador” (Ex-Ante, 18 de octubre de 2022).

El filósofo y analista Max Colodro, a su turno, ha manifestado coincidentemente que “el estallido fue en esencia una expresión violenta que buscaba desestabilizar a un Gobierno electo democráticamente, y en eso hay responsabilidad política de los sectores que hoy gobiernan” (conversatorio, portal “l Líbero. 19 de octubre de 2022).


Ambigüedad, irresponsabilidad y falta de credibilidad
 

A juicio de Schaulsohn: “el Presidente es ambiguo en todo y por eso… su gobierno está en apuros. Tenemos un Presidente que no asume responsabilidad por sus actos. Que el proceso constitucional haya fracasado en buena medida es culpa de él. Fue el jefe de campaña del Apruebo, estuvo de acuerdo con lo que allí se escribió, de manera que no es un observador neutral. Lo mismo con que haya habido violencia durante el estallido social y toda su secuela de destrucción. El Presidente es corresponsable de eso porque lo apoyó con toda su alma”. 

“Las cosas no van a mejorar. Hay un patrón de conducta en Boric: es un equilibrista que no asume responsabilidad personal por lo que hace. Pudo haber intervenido en la Convención, pero no lo hizo. Pudo haber condenado la violencia, pero no lo hizo. Hoy, en este discurso pudo haber tomado distancia de todo eso. Y no lo hizo. Y está atrapado en eso, por eso lo que él dice no tiene mucha credibilidad (Ex-Ante, 18 de octubre de 2022). 

Schaulsohn precisa, refiriéndose al estallido, que hubo muchos excesos. “La izquierda y el propio Boric construyeron un relato fantasioso de que el Estado de Chile y Piñera en particular organizaron estas violaciones a los DD.HH. Pero –agrega– las violaciones a los DD.HH. no fueron sistemática” (por parte de la autoridad de la época), como el propio Boric dijo que fueron…. iba a llevar a Piñera a la Corte Internacional de Justicia”. 

Colodro opina que “el Gobierno tiene un serio problema de credibilidad y de confianza ciudadana para imponer una agenda que permita restablecer el orden público y la seguridad”.


De la trituración octubrista al desastre
 

Carlos Peña, un destacado académico, ha expuesto la siguiente tesis acerca de la asonada octubrista: “Una mezcla de juventud anómica sin reglas de convivencia, un cambio en lo que Marx denominaba las condiciones materiales de la existencia producto de la modernización capitalista que desembocan en frustración, y una frustración de los grupos medios que constatan cómo aún poniendo sus mejores méritos y esfuerzo no pueden lograr aquello que el desarrollo les prometía… Y estallaron”. 

Según Peña, lo que ocurrió en octubre fue precedido por un evidente simplismo intelectual al intentar comprender la vida en sociedad. “Recordemos que durante muchos años todos los problemas de la sociedad se resumían en la cuestión del lucro. Y más tarde, eso mismo fue sustituido por la cuestión de la desigualdad. Y todo esto acompañado de una especie de beatería juvenil”. 

Peña concluye que “Chile está convertido en un desastre. Yo no sé cómo no lo advierten”. Indica la actividad de grupos que disputan el monopolio de la fuerza en el sur al Estado, de grupos de inmigrantes para los cuales la versión más amable del monopolio estatal, que es la policía, no existe. “Un país no se sostiene así” (entrevista, La Tercera. 16 de octubre de 2022). 

Para la filósofa Lucy Oporto, el 18 de octubre de 2019 fue “el punto de arranque de una crisis largamente preparada desde las sombras. Un proceso generalizado de descomposición que para mí es de orden moral, espiritual, social, cultural y que empezó hace mucho tiempo”. Y asegura que el panorama está lejos de mejorar: “Me parece que está más desastroso que hace tres años. Hay un clima de descomposición y hasta de locura. ¿Qué hay detrás?”, se pregunta. Su respuesta es lapidaria: “Eso es lo que estaba, en parte, detrás del octubrismo: esa disolución total, esa complacencia en la trituración de todo” (entrevista en  La Tercera. 14 de octubre de 2022).

Jorge Varela
25 de octubre del 2022

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