Jorge Varela

Avance del comunismo

Hacia la ruptura democrática en América Latina

Avance del comunismo
Jorge Varela
27 de octubre del 2021


Nubes oscuras dominan los cielos ya grises del cono sur de América Latina. A las preocupaciones y zozobras del pueblo peruano, se suman las de los habitantes de Argentina y Chile. En este último país el panorama se avizora complejo, lleno de incertidumbres, a menos de un mes de la primera vuelta de la elección de presidente y parlamentarios convocada para el próximo 21 de noviembre. 


La insurrección de 2019 que se frustró

A dos años de lo que para algunos fue un ‘estallido social’, pero que para ser precisos fue un intento frustrado de insurrección, la complicada situación política, social y económica de Chile continúa sin que los responsables e irresponsables de ella encuentren una salida pro-acuerdo armónico que concite apoyos mayoritarios contundentes. Persiste en el ambiente un fuerte olor a caos y violencia, al que contribuyen políticos, medios de comunicación, redes sociales, académicos, intelectuales, escritores, profesores, estudiantes, líderes de opinión, religiosos, representantes de pueblos originarios, machis, chamanes, lonkos, werkenes, weichafes, economistas, sociólogos, periodistas, abogados, artistas, actores,  cantautores, empresarios, consumidores, policías, narcotraficantes, delincuentes, integrantes de barras bravas. A lo anterior se agrega el comportamiento anómico de quienes conduciendo a su arbitrio la Convención Constitucional, -una especie de nave extraterrestre que obedece a coordenadas provenientes del espacio exterior-, tienen un objetivo claro: devorar de modo fraudulento al sistema de democracia liberal-representativa y al modelo económico vigente, para reemplazarlos por una democracia directa, radicalizada y una economía socialista-estatista de intervención, bonificación y repartos, desde una visión antineoliberal que postergue la importancia de la inversión y del trabajo productivo formal. “Chile será la tumba del neoliberalismo”, ha afirmado eufórico el candidato de la redención marxista. 


La oferta de un paraíso de papel

Una banda de falsos profetas, acompañados de apóstoles ignorantes e inexpertos, bajo el influjo de consignas de fácil difusión y acogida, ha conquistado a miles de jóvenes dispuestos a ingresar a un paraíso de papel donde –según lo soñado–, habrá vida fácil, preservativos, mucha yerba y anfetas, música envolvente, bebidas energizantes, hartos bonos y subsidios. ¡Qué trabajen los viejos! ¡No al consumismo de los otros! ¡Hay que terminar con el neoliberalismo, no al extractivismo! Es la sociedad de tinte rojizo-turbio que se nos viene para regocijo de Maduro, Díaz-Canel, Ortega, Cristina, Evo, Cerrón y compañía, para deleite de los seguidores del movimiento Podemos en España, de los camaradas del viejo comunismo chileno y de los adictos al neo-marxismo contemporáneo.  

Después de los debates televisivos y radiales en que los postulantes han tropezado al enredarse en entreveros propios de titanes del ring, mostrando más debilidades que fortalezas, se mantiene el clima de desconfianza e incertidumbre en una ciudadanía incrédula y expectante que aún no encuentra la forma de poner término a tanta mezquindad, descriterio y pequeñez. 


La estrategia radical de conquista del poder
      

¿Cómo se explica tanta obsesión destructora? ¿Dónde está su origen? ¿Quiénes son sus genuinos activistas manipuladores? 

Tras el pretexto de combatir aquello que Daniel Jadue (alcalde, marxista y precandidato presidencial derrotado) calificara de ‘socialdemocracia neoliberal’, el Partido Comunista de Chile (PCCH) ha decidido reimpulsar su vieja línea política de confrontación radical, mediante la “ruptura democrática y constitucional”, tal cómo acordara su Comité Central en diciembre de 2020. 


¿Qué tan novedosa es esta postura?
    

Hace casi 90 años, en junio de 1932, al instaurarse la República Socialista encabezada por Marmaduque Grove, el PCCH procedió a la formación de un efímero soviet en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, el que funcionó en su Salón de Honor. “Este soviet criollo de opereta”, -así denominado por Mauricio Rojas,  académico e investigador-, llamó a luchar por: un salario mínimo para los trabajadores agrícolas, por la jornada laboral de siete horas, por la ocupación de las casas deshabitadas, por la concesión gratuita de luz, agua y transporte, por la devolución la tierra a los indios (mapuches-araucanos), pudiendo éstos constituir independientemente la República Araucana, por la disolución de la policía de Carabineros, por el armamento del proletariado, por la confiscación sin indemnización de los bienes de la Iglesia, por la amnistía para todos los presos y procesados por cuestiones políticas. Es decir, las demandas de ayer eran las mismas de hoy, con pequeñas modificaciones. (Mauricio Rojas, El libro negro del comunismo chileno). La gran diferencia consiste en que los comunistas –salvo la circunstancia de detentar algunos cargos parlamentarios–, no tenían fuerzas suficientes para concretar la insurrección; ni habían saboreado plenamente las mieles y las delicias del poder. El apetito se les abrió con el paso del tiempo.  


Hacia el desmantelamiento institucional
 

En este momento los comunistas esperan reiniciar el desmantelamiento institucional con un golpe maestro: la destitución del actual mandatario Sebastián Piñera para exhibir la cabeza de quien no ha tenido estatura de estadista para merecer el sitial que la ciudadanía esperanzada le asignó democráticamente a finales de 2017. Lo que no lograron en octubre de 2019 quieren concretarlo antes del cercano 21 de noviembre. 

La actual acusación constitucional presentada por la oposición contra el presidente en ejercicio tiene posibilidades de llegar a puerto en el Parlamento, lo que en la práctica significaría precipitar el futuro y representaría el éxito rotundo de una primera etapa conspirativa.

Los discípulos fieles de Marx y Lenin –que “no son políticos improvisados”, cómo confesaba Salvador Allende hace 65 años–, están decididos a avanzar hacia su mayor objetivo estratégico: la refundación revolucionaria del país, recorriendo a toda velocidad el camino que convierta a la actual Convención Constitucional en una Asamblea Constituyente (Informe Político al XXVI Congreso del PC de CH., 2020) 

De ahí hacia adelante, ¡sálvese quien pueda! Tenga presente, eso sí, que ni los pusilánimes, ni los inconscientes, ni los buenistas podrán brindar socorro a quienes lo necesiten.

Jorge Varela
27 de octubre del 2021

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