Manuel Gago
Atrapados por un marxismo elemental
Cardenal Pedro Barreto, garante del Ejecutivo

Un “cambio radical de rumbo” del Gobierno anunció el cardenal Pedro Barreto. Vladimir Cerrón replicó señalando que será hacía la izquierda. Cabe, entonces, preguntarnos si –después de nueve meses de conducir el país hacia el caos– Castillo tiene suficiente margen y capacidad política para enmendar el desastroso rumbo de su gobierno. ¿Quién, en verdad, ostenta el poder en el Ejecutivo?
De la memoria ciudadana, tan venida a menos, depende el futuro del país. No debemos olvidar que Castillo fue ficha del maoísmo durante la huelga de docentes en 2017. ¿Puede, acaso, desprenderse fácilmente de una sujeción que lo hizo dirigente nacional y que lo llevó a Palacio de Gobierno?
Después de nueve meses al frente del Ejecutivo, Castillo ha perdido credibilidad y, sobre todo, el respeto de la población. ¿Qué garantiza que el cambio de rumbo beneficiará al país? ¿O el anuncio es más de lo mismo: una trampa para permitirle al Gobierno avanzar en su continuo copamiento, nada silencioso, de las instituciones nacionales?
Conociendo la orientación política inocultable de Barreto, su condición de garante o portavoz oficialista, ¿es confiable? Sus bendiciones, por sí solas, ¿surtirán efecto? El exorcismo que practica, ¿espanta a todos los demonios de Castillo? ¿Cuáles no son ahuyentados? ¿Quizá los mismos que mueven al prelado?
Castillo no piensa renunciar. No podría, como señalamos antes, por una sujeción de la que no es fácil escapar. Una suerte de juramento que somete, crea dependencia y ata, incluso hasta la muerte. En consecuencia, la asamblea constituyente –el horizonte marxista e izquierdista–, continúa firme. Solo se espera el momento oportuno, cuando las condiciones políticas, económicas y sociales se manifiesten favorables.
En el contexto de airear la gestión de Castillo, interviene Barreto. Ni tonto ni perezoso, acude al llamado. Espera influir en las decisiones del Gobierno. Intenta sumar fuerzas, acercando al Gobierno a la feligresía adversa. Gustoso, pone su grano de arena por la causa socialista. En Junín, los medios de comunicación y las organizaciones que controla –por intermedio de la Arquidiócesis de Huancayo– son abiertamente antimineras y antiempresa.
Castillo busca la manera de sobrevivir en el puesto de presidente, sin resolver los daños provocados por sus compañeros ideológicos. ¿Cuándo restablece el abastecimiento de agua en Cuajone, que afecta a 5,000 pobladores? Azuzados, los comuneros de las partes altas del lugar tomaron el reservorio Viña Blanca, de donde proviene el agua. Como sucede en los conflictos inventados, se plantean pedidos difíciles de atender con el fin de alargar la situación caótica. Con Perú Libre en el Gobierno, los “conflictos sociales” nunca son resueltos. “Las contradicciones sociales” y los climas de violencia provocados, sirven al avance socialista.
En este devenir, son cruciales las elecciones municipales y regionales de octubre próximo. Insistimos hasta la antipatía: ¡volverán a burlarse de la voluntad popular! El “triunfo provinciano” puede otorgar oxígeno para seguir adelante. La fuerza de choque, de procedencia provinciana, no es descartada frente a un conformismo nacional que se luce como siempre. Otra suerte de desapego y ausencia de pertenencia que, sumados a los desconocimientos y temores de la mayoría, abonan al fortalecimiento del socialismo. ¡De 10 millones de habitantes en Lima, un 0.2% de la población salió a protestar contra el inconstitucional encierro del 5 de abril pasado!
Y así, poquito a poco, Perú es atrapado por un marxismo elemental y corrupto. A este escenario lamentable se suman los partidos y caciques interesados en las cuotas de poder y, por supuesto, en los presupuestos que estarán a su disposición, de ser elegidos en octubre próximo.
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